La derrota que sufrió ayer la oposición venezolana en las elecciones de gobernadores y consejos de los estados fue mayor a la que muchos calculábamos. A corto plazo, no le quedará fácil reponerse.
En el Táchira, estado fronterizo con Colombia, que era uno de los pocos bastiones que le quedaban a la oposición después de las elecciones presidenciales de octubre, perdieron. Se habla de divisiones internas y de fatiga del electorado. No debe descontarse como factor el hecho de que el cierre sorpresivo de la frontera, desde el día jueves, impidió que venezolanos que habían pasado a Colombia pudieran regresar a Venezuela para acudir a las urnas, o que votantes potenciales residenciados en Cúcuta y otras ciudades fronterizas pudieran movilizarse para consignar sus votos. La tradición era la de que la frontera se cerraba desde el viernes previo a las elecciones, a partir de la medianoche. El ejército o la guardia nacional se adelantaron y, en la práctica, le suprimieron el derecho al voto a un número de personas.
En Mérida, el otro estado con gobernador de la oposición y en el que Capriles se impuso sobre Chávez en octubre, también perdió por un margen significativo. ¿Qué pasó allí, debilidad del candidato a la gobernación y falta de organización en el terreno para movilizar votantes?
La Mesa de la Unidad deberá examinar estas dos derrotas con cuidado, identificar las fallas y tratar de iniciar una estrategia de recuperación en dichos estados, si es que aspira a continuar en la lucha.
A la oposición le ha quedado el consuelo de que ganó con Capriles la gobernación de Miranda, preservando de esta manera sus posibilidades futuras de liderazgo. Para que Capriles tuviera posibilidades de ser escogido de nuevo como el candidato para enfrentarse al chavismo en las próximas elecciones presidenciales, que pueden llevarse a cabo más temprano que tarde, resultaba esencial que triunfara en su propio estado.
El triunfo de la oposición en Lara y en la Amazonia les sirve en algo de consuelo, pero no puede compenzar las pérdidas en el Táchira, Mérida y Zulia. En este último estado, se veía que la pelea estaba muy difícil y que las posibilidades de triunfo del candidato del gobierno eran bastante altas. Pero la derrota es igualmente costosa y dolorosa para la oposición.
En este blog y en esta dirección, continuaré analizando, en el curso de los próximos días, la situación y evolución de la política en Venezuela.
lunes, 17 de diciembre de 2012
martes, 11 de diciembre de 2012
Venezuela, entre el desconcierto y la esperanza
El futuro inmediato de
Venezuela es complejo. Lo que suceda dependerá de la fecha en la que el
Presidente Chávez se tenga que retirar o fallezca, la actitud de las fuerzas
armadas, la unidad de los partidos oficialistas y la inteligencia y coherencia
de la oposición.
La
selección de Maduro estaba cantada. Al fin y al cabo, desde octubre Chávez sacó
a Elías Jaua de la Vicepresidencia y lo sustituyó por su Ministro de Relaciones
Exteriores. A Jaua lo envió como candidato a la gobernación del Estado Miranda,
ocupada hasta este momento por el excandidato presidencial de la Mesa de
Unidad, Henrique Capriles. A Diosdado Cabello, otra de las personas de su
confianza, y líder del ala militarista dentro del chavismo, lo dejó en la
Presidencia de la Asamblea Legislativa y a la cabeza del partido de gobierno
(PSUV).
Mientras
Chávez continúe vivo y consciente, las
distintas tendencias dentro del chavismo mantendrán la apariencia de unidad y
respetarán sus deseos y órdenes. Lo que pase después dependerá de varios
factores, entre ellos la fecha en que Chávez se tenga que retirar o fallezca, la
actitud de las fuerzas armadas y la inteligencia y coherencia de la oposición.
Los
escenarios que en este momento se vislumbran en Venezuela son los siguientes:
1. Chávez
no sale vivo de la cirugía a la que hoy está siendo sometido o fallece antes
del 16 de diciembre, día de las elecciones de gobernadores. En esas circunstancias, el pueblo
chavista, adolorido y emocionado, saldrá a votar masivamente en honor a su jefe
y elegirá, en casi todo el país, a los candidatos oficialistas. Los estados
Táchira y Mérida, los únicos en donde Chávez perdió en la última elección
presidencial, tienen altas posibilidades de continuar en manos de la oposición.
De lo que pase con Capriles en Miranda, estado en el que Chávez ganó por muy
pocos votos (menos de seis mil) dependerá en gran medida el futuro electoral de
la oposición.
Ahora bien, si pierde en Miranda,
surgirán otras aspiraciones dentro de los partidos y movimientos de la
oposición y el candidato será otro u otros que partirán prácticamente de cero.
Si la oposición se divide, quedará muerta. Si se mantiene cohesionada alrededor
de un candidato nuevo, la posibilidad de
ganarle a un oficialismo todavía unido, y con la maquinaria y el presupuesto
del gobierno al servicio de la candidatura de Maduro, será baja.
2.
Chávez sobrevive la operación y se
recupera lo suficiente para posesionarse en enero y ejercer la presidencia por
un tiempo más, así sea de manera precaria. En ese escenario, en la medida en que el debilitamiento
de la salud del Presidente se vaya haciendo más visible, con el correr del
tiempo las aspiraciones de los distintos sectores dentro del oficialismo se
harán más evidentes y las divisiones y luchas internas por heredar el poder
crearán problemas de gobernabilidad. En un escenario como éste, la oposición
tendría el tiempo y la oportunidad para reagruparse, definir estrategias
ganadoras y seleccionar un candidato de unidad fuerte.
3.
Chávez sobrevive la operación pero
renuncia de inmediato. Regresa al país para supervisar y apoyar la elección de
Maduro. Si este fuera
el escenario, la presencia de Chávez garantizaría la unidad de los partidos de
gobierno, durante el corto período electoral de 30 días, y el triunfo de Maduro
como Presidente. Las probabilidades de que la oposición gane, con Capriles o
sin Capriles como candidato, serían extremadamente bajas.
En
cualquiera de estos escenarios, el futuro inmediato de Venezuela es complicado
y las posibilidades electorales de la oposición, bajas. En la eventualidad de
que se presentara el primer escenario y pudiera lograr el triunfo, llegaría al
gobierno en una situación de debilidad.
Todavía no se conforman
Publicado en Semana.com el 18 de noviembre, 2012.
Hasta el último momento muchos
dirigentes republicanos seguían convencidos de que Mitt Romney derrotaría a
Barack Obama. El propio candidato se demoró, más de lo corriente, en reconocer el
triunfo del Presidente. No salían de su asombro. Perdieron todos los estados que
eran fundamentales para que alcanzaran la mayoría en el colegio electoral,
excepto uno. Perdieron también el voto nacional y no se explicaban por qué.
Miles de palabras siguen siendo
impresas en los periódicos y revistas, pronunciadas en los medios electrónicos
y enviadas a través del Internet para explicar los resultados. Los gobernadores
republicanos se reunieron y entraron en el debate sobre la derrota. Muchos culparon
al candidato, otros a los miembros más extremistas de su partido. Chris Christie,
el gobernador de New Jersey, dijo una verdad de Perogrullo: Romney perdió
porque Obama obtuvo más votos. Los
republicanos intentaron convertir la elección en un referéndum sobre el
Presidente. La campaña de este último no se dejó y la estrategia fue la de
plantearle al electorado una escogencia entre dos personas, dos estilos, dos
ideologías y dos plataformas distintas. En la comparación, la mayoría prefirió
a Obama y decidió reelegirlo.
Pero, en últimas, ¿por qué Obama
ganó el apoyo mayoritario del país y obtuvo los márgenes suficientes para
triunfar en los estados clave para reunir los votos del colegio electoral, a
pesar del alto desempleo y unas tasas de crecimiento que todavía son bajas?
El Presidente salió avante en los
hombros de una coalición compuesta por mujeres en general, sobre todo solteras,
jóvenes de ambos sexos, afroamericanos, asiáticos y latinos. Si, latinos que
salieron a votar masivamente y hoy representan el 10 por ciento del electorado.
En el caso de los hispanos (y en
gran medida de los asiáticos), la alta votación por Obama (siete de cada diez
lo hicieron por él) se explica por las siguientes razones:
· Aspiran a mejorar su situación
económica, ofrecer a sus hijos una educación de buena calidad y tener acceso a
los servicios de salud. Confían en que el gobierno de Obama les ofrecerá estas
oportunidades.
· Piensan que el gobierno tiene un
papel importante que cumplir para fortalecer la pequeña y la mediana empresa,
incentivar la creación de empleos bien remunerados y mejorar la infraestructura.
·
Son
conscientes de que el déficit no se puede solucionar a costa de la clase media
y trabajadora, sin que los millonarios y billonarios paguen mayores tasas de
impuestos.
·
Creen
que Obama tiene los programas más adecuados para continuar solucionando los
graves problemas generados por ocho años del gobierno Bush, la sensibilidad
para entender y apoyar a las clases media y trabajadora y a los inmigrantes que
vinieron a este país buscando un mejor futuro para sus hijos y familia.
Las anteriores razones hicieron
que los latinos se pronunciaran de manera contundente en las urnas. Ya no
podrán seguir siendo ignorados o menospreciados políticamente.
En el caso de los jóvenes de
ambos sexos y las mujeres solteras, el extremismo de los republicanos frente a
los llamados temas sociales, entre ellos la libertad sexual y reproductiva,
resultaron fundamentales para que decidieran seguir apoyando al Presidente, no
obstante las dificultades actuales para conseguir empleo. De igual manera, los
programas de su gobierno para facilitar que los jóvenes de clase media y
trabajadora puedan llegar a la Universidad y seguir estudios de postgrado, sin
que queden quebrados antes de finalizar, y la reforma de la salud que les
garantiza poder contar con estos servicios hasta los 26 años, a través de las
pólizas de sus padres. Romney había anunciado que, de llegar a la Presidencia,
tumbaría la reforma a la salud u
“Obamacare”.
Para los afroamericanos, no sólo el
compromiso del Presidente de apoyar a las clases medias y trabajadoras fue
factor fundamental para otorgarle nuevamente el voto. Las promesas hechas por
legisladores republicanos, desde el
primer día de su primer período, de bloquear las iniciativas de Obama y sus
programas, tuvieron que resultar profundamente ofensivas e interpretadas como
racismo extremo. En consecuencia, 9 de cada 10 afroamericanos apoyaron la
reelección.
De manera más general, y no
obstante la endeble situación de la economía, el hecho de que durante las
primarias Romney se hubiera colocado a la derecha de la derecha y hubiera
abrazado las posiciones más extremas de miembros de su partido en temas como la
libertad sexual y reproductiva, la inmigración y el recorte de los impuestos
para los más ricos, como la fórmula mágica para hacer crecer la economía, fueron
en últimas rechazados por la mayoría de los votantes. La insensibilidad de
Romney frente a las necesidades y aspiraciones de la clase media no pasó
inadvertida. Ya son clásicos sus pronunciamientos y metidas de pata al
respecto. Al final de la campaña general, cuando se movió hacia el centro, las
mayorías no le creyeron. Lo siguieron viendo como un empresario frio y calculador,
dispuesto a decir y prometer cualquier cosa con tal de salir elegido.
El análisis de los avances
técnicos de la campaña de Obama para focalizar los mensajes, movilizar los
probables votantes y obtener los márgenes necesarios para ganar en los llamados estados “swing” y en el colegio
electoral, merece una columna especial. Son muy interesantes.
viernes, 5 de octubre de 2012
¿Qué sigue para Obama después del debate?
Columna publicada el 5 de Octubre en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com
Durante el primer debate presidencial, el presidente Barack Obama desconcertó con su floja actuación frente al contendor republicano, Mitt Romney. El miércoles los republicanos se acostaron muy contentos, pensando que su candidato había ganado. Los demócratas se fueron a dormir apesadumbrados.
No es que, con este debate, Obama haya perdido las posibilidades de ser reelegido. Es que dejó pasar una magnífica oportunidad para, ante una audiencia de más de 67 millones de personas, noquear a Romney de una vez por todas.
Muchos candidatos, después de algunas semanas, comienzan a perder los puntos ganados al calor y entusiasmo de las convenciones. Hasta el debate, el Presidente no sólo mantuvo los puntos ganados en las encuestas hasta ese momento, sino que los aumentó. Hay que admitir que las razones no sólo residieron en los aciertos de la campaña demócrata, sino en los errores de la republicana y en las metidas de pata monumentales de Romney. Unas embarradas que no fueron simples y olvidables equivocaciones verbales. Fueron autogoles que sirvieron para confirmar las peores sospechas sobre la personalidad del candidato, su insensibilidad frente a los problemas de la clase media y los pobres y su aparente intención de seguir protegiendo los privilegios de los millonarios y billonarios, aún a costa de los más débiles.
Los estrategas políticos suelen recomendar a los candidatos que llevan la delantera que no asuman demasiados riesgos en los debates. En el caso de los presidentes que aspiran a la reelección, la regla general es la de que deben aparecer como estadistas serios que no caen en provocaciones. Pero Obama exageró su pasividad y cayó en la aburrición. Es cierto, no cometió errores fundamentales que le costaran puntos. Pero no reaccionó a tiempo y dejó pasar oportunidades obvias para destapar las inexactitudes de Romney y quitarle su nueva careta de moderado.
¿Significa lo anterior que el debate le vaya a costar la reelección a Obama?
No necesariamente. En primer lugar, porque no se conoce el impacto real que tenga el encuentro sobre la voluntad de voto. Las numerosas volteretas que ha dado Romney en su vida política le han quitado credibilidad. Faltan todavía tres semanas y dos debates presidenciales y otro vicepresidencial antes del día de elección. Con lo que dijo y no dijo durante el debate, Romney dejó mucho material que puede ser utilizado sagazmente en publicidad de ataque. Lo que es también importante, Obama rápidamente modificó la estrategia y, durante las manifestaciones llevadas a cabo los dos días siguientes, dijo lo que ha debido decir el miércoles. Haciendo gala del mejor humor y la agudeza de que es capaz, el Presidente le comenzó a quitar la careta a Romney “el moderado”. Finalmente, las estadísticas conocidas este fin de semana sobre la baja en el desempleo de 8.2 a 7.8 por ciento, apoyan la tesis de Obama de que el país está mejor y que la senda que se ha recorrido debe preservarse.
Hay que continuar siguiéndole el pulso a esta campaña.
Durante el primer debate presidencial, el presidente Barack Obama desconcertó con su floja actuación frente al contendor republicano, Mitt Romney. El miércoles los republicanos se acostaron muy contentos, pensando que su candidato había ganado. Los demócratas se fueron a dormir apesadumbrados.
No es que, con este debate, Obama haya perdido las posibilidades de ser reelegido. Es que dejó pasar una magnífica oportunidad para, ante una audiencia de más de 67 millones de personas, noquear a Romney de una vez por todas.
Obama se vio sombrío, carente de
chispa y buen humor. Lució aburrido y, en ocasiones, molesto. Permitió que
Romney tomara la delantera y lo pusiera contra las cuerdas. Ante los continuos
ataques del republicano, defendió sus programas para sacar al país de la
recesión, fortalecer la creación de empleos, garantizar el acceso de todos los
norteamericanos a la salud, proteger las clases medias y mejorar las finanzas públicas. Atacó algunas
de las propuestas presentadas por Romney al país, en los meses anteriores al
debate. Pero le faltó vigor y contundencia. Se negó a poner sal sobre las
heridas en la piel del candidato republicano, como resultado de las reacciones
del electorado frente a sus expresiones de desprecio frente al 47 por ciento
del país, por ejemplo, cuando expresó que se trataba de personas sobre las
cuales no se iba a preocupar, por tratarse de “quejetas”, incapaces de salir
adelante por sí mismos.
El Presidente se encontró frente
a un opositor que parecía sobrecafeinado y quien, para la sorpresa de todos,
cambió súbitamente de libreto. Se declaró el defensor de las clases medias,
negó que piense recortar los impuestos a los ricos, insistió que su fórmula
para reducir el déficit funcionará, y se presentó como un moderado, capaz de
dialogar con demócratas y republicanos para solucionar los problemas de la
economía y el país. ¿Por qué Obama no le quitó la careta al nuevo Romney que
apareció en el escenario, por qué no reaccionó frente a sus cifras falsas y
medias verdades?
Las explicaciones que todavía se
están dando son diversas: la estrategia definida por sus principales asesores,
cansancio por la altura de Denver y poco tiempo para prepararse más adecuadamente,
entre otras.
Obama llegó a este debate fortalecido: de
acuerdo con los resultados de las encuestas previas, tenía una ligera ventaja
en la voluntad del voto nacional y una más grande en los estados que son clave
para esta elección. Como se sabe, el Presidente de los Estados Unidos no se
elige de manera directa ni de acuerdo con la sumatoria de los votos de todo el
país. A cada estado se le asigna un número de delegados o votos electorales, de
acuerdo con el tamaño de su población.
Algunos tienen clara mayoría ya
sea demócrata o republicana. Otros pueden ser conquistados por uno u otro
candidato. Estos últimos son los llamados “estados oscilantes”, que resultan
fundamentales para que uno de los candidatos complete los 270 votos electorales
que se requieren para ser declarado ganador.
Obama comenzó a tomar ventaja a partir
de su exitosa convención. Su discurso fue serio y convincente. Los del
expresidente Bill Clinton y la Primera Dama, Michelle Obama, inspiraron a la
mayoría de los demócratas y de no pocos independientes. Ambos ofrecieron
razones suficientes para confiar en el Presidente y darle cuatro años más de mandato. La
audiencia, diversa y multicromática, mostró en todo momento un auténtico
entusiasmo. En resumen, la convención demócrata fue muy exitosa.Muchos candidatos, después de algunas semanas, comienzan a perder los puntos ganados al calor y entusiasmo de las convenciones. Hasta el debate, el Presidente no sólo mantuvo los puntos ganados en las encuestas hasta ese momento, sino que los aumentó. Hay que admitir que las razones no sólo residieron en los aciertos de la campaña demócrata, sino en los errores de la republicana y en las metidas de pata monumentales de Romney. Unas embarradas que no fueron simples y olvidables equivocaciones verbales. Fueron autogoles que sirvieron para confirmar las peores sospechas sobre la personalidad del candidato, su insensibilidad frente a los problemas de la clase media y los pobres y su aparente intención de seguir protegiendo los privilegios de los millonarios y billonarios, aún a costa de los más débiles.
Los estrategas políticos suelen recomendar a los candidatos que llevan la delantera que no asuman demasiados riesgos en los debates. En el caso de los presidentes que aspiran a la reelección, la regla general es la de que deben aparecer como estadistas serios que no caen en provocaciones. Pero Obama exageró su pasividad y cayó en la aburrición. Es cierto, no cometió errores fundamentales que le costaran puntos. Pero no reaccionó a tiempo y dejó pasar oportunidades obvias para destapar las inexactitudes de Romney y quitarle su nueva careta de moderado.
¿Significa lo anterior que el debate le vaya a costar la reelección a Obama?
No necesariamente. En primer lugar, porque no se conoce el impacto real que tenga el encuentro sobre la voluntad de voto. Las numerosas volteretas que ha dado Romney en su vida política le han quitado credibilidad. Faltan todavía tres semanas y dos debates presidenciales y otro vicepresidencial antes del día de elección. Con lo que dijo y no dijo durante el debate, Romney dejó mucho material que puede ser utilizado sagazmente en publicidad de ataque. Lo que es también importante, Obama rápidamente modificó la estrategia y, durante las manifestaciones llevadas a cabo los dos días siguientes, dijo lo que ha debido decir el miércoles. Haciendo gala del mejor humor y la agudeza de que es capaz, el Presidente le comenzó a quitar la careta a Romney “el moderado”. Finalmente, las estadísticas conocidas este fin de semana sobre la baja en el desempleo de 8.2 a 7.8 por ciento, apoyan la tesis de Obama de que el país está mejor y que la senda que se ha recorrido debe preservarse.
Hay que continuar siguiéndole el pulso a esta campaña.
Embarradas, mentiras y aciertos en convención republicana
Columna publicada el 4 de septiembre en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com
En el terreno de lo vergonzoso,
está el caso de un par de convencionistas que vieron a una camarógrafa negra de
CNN. Le tiraron maní y le dijeron: “Tome. Con ésto nosotros alimentamos a los
animales”. El escándalo se extendió en segundos por las redes sociales y los
medios. Las sacaron de la convención pero afianzaron el temor de que entre sus
miembros pululan racistas del más profundo extremismo.
En lo que se refiere a mentiras, engaños, distorsiones y cinismo, esta convención pasará a la historia como una de las peores. En primer lugar, casi todos los oradores acogieron la acusación de que Obama había afirmado que los empresarios no habían construido sus empresas. Lo que quiso decir el Presidente es que la infraestructura construida por el Estado había facilitado el desarrollo de la empresa privada. Lo citaron de manera amañada para acusarlo de enemigo del sector privado.
El propio candidato Romney cayó en algunas mentiras o distorsiones. La principal fue la de que reiteró la acusación de que Obama se propone recortar en 715 billones de dólares el programa de salud para los pensionados (Medicare) para financiar su reforma del sector, con lo cual perjudicará a las personas mayores ya retiradas. No, lo que propone Obama es un esquema para disminuir los costos de Medicare y las sumas que facturan médicos y hospitales, sin perjudicar a los pensionados. Más aún, hace algunos meses Ryan propuso desde el Congreso la misma suma de recortes en los costos de ese programa y Romney posteriormente lo apoyó.
Hablando del candidato a la Vicepresidencia, indiscutiblemente se coronó como el más mentiroso. No había terminado sus palabras, aplaudidas entusiastamente por los convencionistas, cuando los periodistas enumeraron por lo menos seis mentiras relacionadas con las propuestas o realizaciones de Obama respecto de la reforma a la salud, Medicare, creación de empleos, fracaso de una empresa automovilística, presupuesto y la comisión creada para solucionar el déficit. Llegó al cinismo de atacar al Presidente por el fracaso de dicha comisión, cuando Ryan fue uno de los artífices del fracaso, al oponerse radicalmente a sus recomendaciones. Se ganó seis pinochos.
Después de las convenciones de cada partido, sus candidatos ganan algunos puntos en las encuestas. Esas ganancias algunas veces persisten, y en otras ocasiones se desvanecen.
Y es que el discurso de Romney estuvo literariamente bien escrito, pero fue muy pobre en detalles sobre lo que se propone hacer en caso de llegar a la Presidencia. Es más, su programa de cinco puntos no sólo fue planteado de manera muy superficial, sino que representa principios elementales de la ortodoxia conservadora. Muchas de las frases bonitas contradicen algunas de sus propuestas, y las ideas planteadas por Ryan desde la Cámara de Representantes, que fueron apoyadas calurosamente por Romney. Difícil que, con éste programa, conquiste indecisos y votantes más liberales.
La esposa del candidato, Ann Romney, desempeñó un papel adecuado, presentando detalles sobre su matrimonio, las cualidades personales de su esposo y su carrera. Parte de su misión era la de tratar de humanizar a un candidato que todavía es percibido por muchos como insensible a los problemas y aspiraciones del norteamericano corriente y sin principios firmes. La señora Romney cumplió esta parte de su función adecuadamente. Mejor de lo que muchos esperábamos. De otra parte, dedicó gran parte de sus palabras a seducir las mujeres votantes, que se muestran tan esquivas en el apoyo a Romney. Ella misma se proyectó como una mujer valiente en la enfermedad, de carácter y que ama a su marido. Queda en duda que haya logrado convencer a un porcentaje significativo de sus congéneres.
El mayor acierto de la Convención fue la presentación de la exsecretaria de estado, Condoleza Rice. Su discurso fue de altura: el de una estadista que sabe lo que está diciendo. La manera como lo pronunció y ella se presentó, muy acertadas. Quedó posicionada como una de las líderes más valiosas e intelectualmente sólidas en el partido republicano. Si ella hubiera sido la compañera de fórmula para la Vicepresidencia, como tantas veces se rumoró, Romney tendría más posibilidad de atraer el voto de las mujeres y las minorías.
En lo que se refiere a mentiras, engaños, distorsiones y
cinismo, la reciente convención republicana pasará a la historia como una de
las peores en la historia de los Estados Unidos.
Las convenciones de los partidos
en EEUU ya no cumplen la función de elegir los candidatos de los partidos para
la Presidencia. Ellos ya llegan seleccionados, después del largo proceso de las
primarias. En consecuencia, no existen sorpresas o emoción.
El papel que cumplen las
convenciones, ahora, es el de servir como acto de unificación partidista y de coronación
del candidato respectivo, ofrecer una imagen positiva de él y su compañero de
fórmula para la vicepresidencia, entusiasmar las bases, conquistar nuevos
votantes y exponer la propuesta. Vamos a ver qué tanto cumplió la convención
republicana de la semana pasada:
El partido republicano hizo
esfuerzos por mostrarse como un partido amplio e inclusivo. Su gran reto es el de conquistar el voto de un
mayor porcentaje de mujeres, latinos y afroamericanos. De allí que entre los
oradores escogidos hubiera un gran número de representantes de dichos grupos.
Sin embargo, cuando las cámaras mostraban los delegados, el panorama era
impresionantemente blanco, blanco, blanco y rubio, rubio, rubio. Aquí o allá,
se captaba un muy reducido número de personas de color y razas distintas. Casi lucían como elementos
de decoración para romper la monotonía cromática. Esta contradicción podemos
considerarla como la primera embarrada.
La participación del admirado
Clint Eastwood, justo antes del candidato Romney, se constituyó en una comedia
de equivocaciones. Al principio, cuando un Eastwood muy envejecido, despeinado
y de voz cascada pronunciaba palabras sin orden o sentido aparente, los
presentes no entendían lo que estaba sucediendo: estaba haciendo el show de la
silla vacía, en la que se le habla a un personaje imaginario que se supone la
ocupa. El personaje era Obama. Cuando los presentes entendieron, rieron mucho.
Confieso que también reí, pero después sentí un inmenso pesar por el gran
Eastwood, el actor y director y, más recientemente, el relator del patriótico
comercial que puso a hablar a los Estados Unidos. Hizo el oso.
Por su parte, el orador principal
de la primera noche de la convención, el gobernador de New Jersey, no pudo
frenar sus ambiciones y egocentrismo. Cuando se suponía que era al mayor
responsable de exaltar la figura y las propuestas del candidato, sólo hasta que
llegó a la palabra 1.800, de las 2.000 que tenía su discurso, mencionó el nombre
de Romney. La mayor parte la dedicó a destacar sus propias experiencias y
éxitos en su Estado o a exaltar sus virtudes como líder. ¡La embarró! En lo que se refiere a mentiras, engaños, distorsiones y cinismo, esta convención pasará a la historia como una de las peores. En primer lugar, casi todos los oradores acogieron la acusación de que Obama había afirmado que los empresarios no habían construido sus empresas. Lo que quiso decir el Presidente es que la infraestructura construida por el Estado había facilitado el desarrollo de la empresa privada. Lo citaron de manera amañada para acusarlo de enemigo del sector privado.
El propio candidato Romney cayó en algunas mentiras o distorsiones. La principal fue la de que reiteró la acusación de que Obama se propone recortar en 715 billones de dólares el programa de salud para los pensionados (Medicare) para financiar su reforma del sector, con lo cual perjudicará a las personas mayores ya retiradas. No, lo que propone Obama es un esquema para disminuir los costos de Medicare y las sumas que facturan médicos y hospitales, sin perjudicar a los pensionados. Más aún, hace algunos meses Ryan propuso desde el Congreso la misma suma de recortes en los costos de ese programa y Romney posteriormente lo apoyó.
Hablando del candidato a la Vicepresidencia, indiscutiblemente se coronó como el más mentiroso. No había terminado sus palabras, aplaudidas entusiastamente por los convencionistas, cuando los periodistas enumeraron por lo menos seis mentiras relacionadas con las propuestas o realizaciones de Obama respecto de la reforma a la salud, Medicare, creación de empleos, fracaso de una empresa automovilística, presupuesto y la comisión creada para solucionar el déficit. Llegó al cinismo de atacar al Presidente por el fracaso de dicha comisión, cuando Ryan fue uno de los artífices del fracaso, al oponerse radicalmente a sus recomendaciones. Se ganó seis pinochos.
Después de las convenciones de cada partido, sus candidatos ganan algunos puntos en las encuestas. Esas ganancias algunas veces persisten, y en otras ocasiones se desvanecen.
En el caso de la convención
republicana de la semana pasada, los delegados presentes en Tampa gozaron y se
rieron de lo lindo. Por primera vez, quizás, demostraron real entusiasmo por
Mitt Romney y veneración por Paul Ryan. Se puede decir, entonces, que sirvió
para reunificar el partido y entusiasmar las bases. Sin embargo, los resultados
de las encuestas hasta ahora publicadas no se movieron en su favor. Cero de
ganancia. Lo anterior puede querer decir que los personajes y los discursos se
vieron y sonaron mejor en el salón de la convención, ocupado por los más
activistas miembros del partido, que en los hogares que se conectaron a través
de la televisión u otros medios de comunicación.
La gran falla de esta convención,
entonces, sería la de que no aumentó la intención de voto por Romney, entre los
sectores que debía conquistar: el de los todavía indecisos, mujeres y minorías.
Una conclusión más clara se podrá sacar después de la convención demócrata que
finalizará el jueves de esta semana.Y es que el discurso de Romney estuvo literariamente bien escrito, pero fue muy pobre en detalles sobre lo que se propone hacer en caso de llegar a la Presidencia. Es más, su programa de cinco puntos no sólo fue planteado de manera muy superficial, sino que representa principios elementales de la ortodoxia conservadora. Muchas de las frases bonitas contradicen algunas de sus propuestas, y las ideas planteadas por Ryan desde la Cámara de Representantes, que fueron apoyadas calurosamente por Romney. Difícil que, con éste programa, conquiste indecisos y votantes más liberales.
La esposa del candidato, Ann Romney, desempeñó un papel adecuado, presentando detalles sobre su matrimonio, las cualidades personales de su esposo y su carrera. Parte de su misión era la de tratar de humanizar a un candidato que todavía es percibido por muchos como insensible a los problemas y aspiraciones del norteamericano corriente y sin principios firmes. La señora Romney cumplió esta parte de su función adecuadamente. Mejor de lo que muchos esperábamos. De otra parte, dedicó gran parte de sus palabras a seducir las mujeres votantes, que se muestran tan esquivas en el apoyo a Romney. Ella misma se proyectó como una mujer valiente en la enfermedad, de carácter y que ama a su marido. Queda en duda que haya logrado convencer a un porcentaje significativo de sus congéneres.
El mayor acierto de la Convención fue la presentación de la exsecretaria de estado, Condoleza Rice. Su discurso fue de altura: el de una estadista que sabe lo que está diciendo. La manera como lo pronunció y ella se presentó, muy acertadas. Quedó posicionada como una de las líderes más valiosas e intelectualmente sólidas en el partido republicano. Si ella hubiera sido la compañera de fórmula para la Vicepresidencia, como tantas veces se rumoró, Romney tendría más posibilidad de atraer el voto de las mujeres y las minorías.
Humo negro sobre el gobierno de Chávez
Columna publicada el 27 de agosto en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com
El humo negro que todavía está saliendo de la refinería de Amuay en
Venezuela está tiznando la cara del Presidente Chávez y de todo su gobierno. Si
no logran limpiarlas pronto, las repercusiones electorales pueden ser muy
significativas.
En materia de elecciones muy rara
vez hay resultados seguros. De repente estalla un escándalo sobre alguno de los
candidatos, se produce un hecho que pone de presente la incompetencia del
responsable o un fenómeno natural afecta el país, sin que las autoridades
atiendan adecuadamente a los damnificados, para que se produzca un tsunami en
la opinión pública. Solamente después de que los votantes han expresado sus
preferencias en las urnas y los votos se han contabilizado correctamente, se
puede saber quién o quiénes fueron los ganadores legítimos. Cuando algunos
analistas pensábamos que las elecciones parecían cuesta arriba para el
candidato de la oposición, Henrique Capriles, estalló la más importante
refinería en Venezuela, con un resultado, hasta este momento, de 48 muertos y
muchísimos heridos.
Sucede que tres días después de
la conflagración, los bomberos y técnicos no habían logrado apagar el incendio.
No obstante lo anterior, el lunes por la mañana el Presidente de PDVSA declaró
que el fuego estaba contenido en el área de los dos tanques de depósito en
llamas. Por la tarde, el Vicepresidente de la República informó que un tercer
tanque se estaba incendiando. ¡Quiera Dios que la grave situación no se les
siga saliendo de las manos!
Hasta ahora, los destrozos no se
limitan a lo sucedido en la refinería. Con ella estallaron edificaciones
vecinas, algunas de las cuales eran ocupadas por miembros de la guardia civil y
sus familiares. Otras, por humildes familias que perdieron todo. Finalmente,
también fueron afectadas fábricas aledañas. Sus empleados, de la noche a la
mañana, quedaron sin sus empleos y fuentes de ingreso.
Es probable que esta tragedia
haya sido causada por falta de mantenimiento oportuno y por incompetencia en el
manejo de la planta. Existe el testimonio de varios obreros de PDVSA que desde
horas antes sintieron un fuerte olor a gas. Igualmente, los de trabajadores de
una fábrica vecina que sintieron el mismo olor y fueron autorizados a dejar la
edificación antes del final de sus turnos. Lamentablemente, los trabajadores
del siguiente turno no fueron evacuados y muchos de ellos fallecieron. Uno
alcanzó a enviar un dramático mensaje de texto, minutos antes de morir, en el
que daba cuenta del fuerte olor a gas. El Presidente Chávez no ha aceptado la
explicación de que, por falta de adecuado y oportuno mantenimiento, escaparon
gases que terminaron por convertir la refinería en una poderosa bomba que
estalló. Tememos que su promesa de llevar a cabo una estricta investigación no
será cumplida antes de las elecciones.
No obstante lo anterior, el humo
negro que se desprende de las llamas del complejo petrolero de Amuay está
cubriendo, no sólo el cielo de la refinería, sino el prestigio que todavía
conservaban el Presidente Chávez y su gobierno. Más aún, si la información oficial
respecto de la existencia de suficiente gasolina para satisfacer la demanda
interna no resulta cierta y si en Amuay no se pueden reiniciar pronto las
labores de refinación, la paciencia de la población venezolana terminará por
agotarse, a pesar de la manera discreta y contenida con la que han informado
los medios.
A esta tragedia se suma la
ocurrida hace pocos días en el centro penitenciario Yare I, cuando un
enfrentamiento entre reclusos dejó un saldo de 25 muertos. Cifras no oficiales
calculan que durante el primer semestre de este año más de 300 reclusos han
perdido la vida en este tipo de enfrentamientos.
Para no hablar de los
damnificados por las lluvias de la semana pasada que todavía no han sido atendidos.
Cuando el Presidente anunciaba la organización de apoyo para las islas del
Caribe que fueran afectadas por la Tormenta Tropical Issac, 1.500 familias del
Táchira seguían aisladas y sin alimentos a causa de los derrumbes causados por
el invierno.
Todos estos hechos están teniendo
como resultado el aumento en el número de venezolanos que se preguntan quién o
quiénes los gobiernan, quién asume responsabilidades y hasta cuándo van a tener
que aguantar. Esta reflexión puede conducir a un gran aumento en la votación
por Henrique Capriles. Lamentablemente, y como lo señalé en mi columna de hace
diez días, “las ventajas del monopolio gubernamental de los medios electrónicos de comunicación…y
la falta de controles por parte de otros órganos del Estado, entre ellos los
electorales” pueden conducir a que la voluntad de los votantes no sea
reconocida en los resultados “oficiales” de las mismas. Sin una efectiva
observación electoral externa, las autoridades pueden idear mecanismos para
amañar los resultados a su favor.
viernes, 17 de agosto de 2012
Nubes negras para la oposición venezolana
Las elecciones presidenciales en Venezuela parecen cuesta arriba para
el candidato de la oposición, Henrique Capriles. Como diría algún joropo
llanero, de esos que tanto gustan al Presidente Chávez, nubes negras cuelgan sobre
el horizonte y la oposición todavía no ve el sol.
Desde el comienzo de la campaña,
los retos para cualquier candidato opositor parecían muy grandes pero
remontables. Los problemas de violencia en el país, de derroche, corrupción,
escasez de alimentos y fallas en los servicios públicos, entre otros, hacían
prever un nivel de cansancio con el régimen actual que podría estar
aproximándose a la saturación. Más tarde,
se creyó que la enfermedad de Chávez y su larga permanencia en Cuba dejarían un
espacio que podría ser ocupado por el candidato de la oposición unida. Sin embargo, el manejo que el gobierno le dio
a la enfermedad y la atención constante de los medios, hicieron que Chávez
mismo, o su imagen, copara ese espacio. Como el mismo Presidente lo dijo con
ocasión de su recaída, “Chávez ya no soy yo; Chávez está en las calles y se
hizo pueblo, se hizo esencia nacional”. Y el Mesías venezolano resucitó, con
menos energías pero decidido a quedarse en el poder.
La identificación de los sectores populares venezolanos, mulatos, mestizos y negros con Chávez, desde siempre, fue evidente. Se reconocieron en él, lo vieron como uno de ellos. Con sus discursos y promesas, Chávez les fue mostrando que sentía sus problemas como propios y les prometió que asumiría su defensa y protección frente a las oligarquías blancas que siempre los habían explotado. La identidad y la confianza resultantes son factores esenciales para poder ganar elecciones en los tiempos de hoy y para mantenerse en el poder.Para Henrique Capriles Radonski resulta mucho más difícil demostrar a los sectores populares que es como ellos y que se compromete seriamente a luchar por sus intereses. No solo su piel es más blanca y sus rasgos más europeos, sino que forma parte de una familia “burguesa” con apellidos extranjeros. Como si fuera poco, inició su carrera como miembro de uno de los desprestigiados y casi desaparecidos partidos tradicionales. Cuando Capriles apenas estaba comenzando a identificarse a sí mismo y a proyectarse como el futuro y el camino para una Venezuela mejor, Chávez se le adelantó y lo bautizó con un venezolanismo despreciativo: “majunche”. Es decir, poca cosa, pendejo.
El electorado natural de Henrique Capriles, como candidato de la oposición, se encuentra en los sectores de las clases medias y altas, perjudicados por el gobierno de Chávez, entre aquellos que no comparten la marcha hacia el socialismo del siglo XXI, la radicalización del régimen y la polarización que promueve. Así mismo, entre los que definitivamente se cansaron de las promesas incumplidas y los problemas sin resolver, pese a los millonarios recursos del país y del gobierno.
Pero Capriles ha estado tratando de conquistar votantes entre las clases baja y media-baja. Por ello, su estrategia ha estado centrada en evitar los ataques directos y personales a Chávez, para no producir reacciones negativas entre los chavistas sentimentales, quienes pueden todavía quererlo personalmente, a pesar de estar cansados y desilusionados. Para tratar de atraer a este tipo de votantes, la estrategia parece adecuada. Así mismo, ha venido utilizando la táctica que los asesores políticos llaman de triangulación: tomar ideas y programas exitosos del contrario, reempacándolos y presentándolos como propios.
En el caso del programa de las misiones, la táctica dejó de ser de triangulación y reempaque innovador, para convertirse en apoyo a un programa de sello claramente chavista. Ha aclarado que se compromete a mejorarlas. No es difícil imaginar que los principales beneficiarios del programa, que son los pobres, estén pensando: “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Si no existe identificación con el candidato, no existe la confianza de que cumplirá sus promesas.
En las campañas políticas en Venezuela todavía ocupan un lugar central las grandes manifestaciones populares con discursos, que son transmitidas por los medios de comunicación. Chávez ha innovado creativamente esas formas de movilización, ofreciendo no sólo sus palabras sino la oportunidad de dialogar con los asistentes, a quienes les abre un espacio de participación real. A pesar de que el Mesías resucitado tiene menos energía y hace manifestaciones con menos frecuencia, ellas siguen siendo espectáculos divertidos, en los que hay de todo: patriotismo, sentimentalismo, promesas por doquier, frases punzantes, chistes, poesía, música y baile.
Henrique Capriles no es un orador de plaza pública brillante. Ese no es su espacio ideal. En consecuencia, viene recorriendo el país y yendo a muchos pueblos, aún a aquellos que son pequeños y están alejados de los principales centros urbanos. En sus giras, hace visitas casa a casa. Este esfuerzo monumental parece no estar teniendo todo el impacto que merece, ya que la televisión privada prácticamente desapareció de Venezuela y las estaciones gubernamentales son utilizadas de manera cínica para hacer campaña por Chávez. Para que un candidato nuevo pueda llegar al electorado de los sectores populares, requiere de una exposición grande a través de la TV. A votantes de clase media o alta, puede llegar a través de las nuevas redes sociales y el Internet. Sin embargo, los que en nuestro mundo utilizan estos medios son una minoría.
Mientras tanto, el Presidente Chávez y su gobierno hacen campaña con los recursos del Estado, entregando casas, electrodomésticos y ayudas, con la promesa de que si es reelegido dará más. Todo ello es transmitido en colores y alta definición.
A pesar de ser un candidato joven, fresco, atractivo y telegénico, las ventajas del monopolio gubernamental de los medios electrónicos de comunicación, el uso y abuso del voluminoso presupuesto gubernamental y la falta de controles por parte de otros órganos del Estado, entre ellos los electorales, vienen haciendo que el camino hacia el triunfo de Capriles parezca cuesta arriba.
miércoles, 1 de agosto de 2012
Encuestas e interpretaciones: ni tanto que queme al Santos...
He estado algo silenciosa en este blog y en Semana.com.
Este verano he estado complicada con algunos compromisos profesionales. Sin embargo, hoy publiqué una larga columna de análisis en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com.
Se refiere al tema de la última Gran Encuesta de Semana sobre la imagen del Presidente y las interpretaciones que se han hecho, muchas de ellas poco técnicas y muy emotivas.
Digo que:
" No es necesario conocer profundamente al Presidente Santos para entender que la última Gran Encuesta de Semana le produjo una gran desazón. Más preocupado, sin embargo, debe estar por el descenso en el apoyo de algunos medios y periodistas generadores de opinión, hasta hace poco sus grandes aliados. La evidente caída de algunos indicadores de la Gran Encuesta de Semana, ha sido el resultado, no sólo de sucesos graves y errores del gobierno, sino también de un cambio paulatino en el cubrimiento de los medios".
Este verano he estado complicada con algunos compromisos profesionales. Sin embargo, hoy publiqué una larga columna de análisis en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com.
Se refiere al tema de la última Gran Encuesta de Semana sobre la imagen del Presidente y las interpretaciones que se han hecho, muchas de ellas poco técnicas y muy emotivas.
Digo que:
" No es necesario conocer profundamente al Presidente Santos para entender que la última Gran Encuesta de Semana le produjo una gran desazón. Más preocupado, sin embargo, debe estar por el descenso en el apoyo de algunos medios y periodistas generadores de opinión, hasta hace poco sus grandes aliados. La evidente caída de algunos indicadores de la Gran Encuesta de Semana, ha sido el resultado, no sólo de sucesos graves y errores del gobierno, sino también de un cambio paulatino en el cubrimiento de los medios".
"La dramática interpretación
que se le ha dado a los resultados de dicha encuesta en julio es señal del
bajón mediático: “El pesimismo inunda al país”, se afirmó. “Bajo este marco
sombrío…” se añadió. “A pesar de sus esfuerzos, la Casa de Nariño fue incapaz
de detener la tendencia a la baja de los principales indicadores de desempeño”,
fue la conclusión".
"Ni tanto que queme al Santos, ni nada que no lo alumbre,
diría yo. No todos los indicadores vienen en picada, como lo demuestra una
lectura más técnica y menos emocional de los resultados de la Gran Encuesta".
Les advierto que está larga y, en algunos apartes bastante técnica, pero creo que puede ser de su interés.
Pueden leerla en:
miércoles, 11 de julio de 2012
El sancocho latino y la política
Después de varias semanas de silencio, acabo de publicar en mi blog de Semana.com una nueva columna sobre "El sancocho latino y la política".
Digo que, "a pesar de nuestra heterogeneidad, todos los latinos en los Estados Unidos estamos interesados en una política migratoria más justa. En esta elección tenemos la posibilidad histórica de influir realmente sobre su resultado. En consecuencia, hay que votar".
La columna la puede encontrar en:
http://comunidad.semana.com/t5/Desde-Washington/El-sancocho-latino-y-la-pol%C3%ADtica/ba-p/18009
Digo que, "a pesar de nuestra heterogeneidad, todos los latinos en los Estados Unidos estamos interesados en una política migratoria más justa. En esta elección tenemos la posibilidad histórica de influir realmente sobre su resultado. En consecuencia, hay que votar".
La columna la puede encontrar en:
http://comunidad.semana.com/t5/Desde-Washington/El-sancocho-latino-y-la-pol%C3%ADtica/ba-p/18009
jueves, 31 de mayo de 2012
Los apuntes de The Economist
En su edición del 19 al 25 de mayo, The Economist tiene dos buenos apuntes que quiero compartir con los lectores:
Bajo el título "Carnation revolution", al referirse a la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio entre Colombia y Estados Unidos dice que antes de que llegue a nuestro país "el primer pollo norteamericano libre de tarifas y pueda ser convertido en ajiaco, el Sr. Santos ya anunció que buscará un acuerdo comercial también con China".
La alianza entre Alemania y Francia en la Unión Europea se llamaba antes "MERKOZY", por Merkel y Sarkozy. Después de ensayar varios nombres sobre la manera en que debe denominarse ahora, después de la elección de Hollande, concluye que el nombre más adecuado es "MERDE", porque sirve muy bien para describir la situación del euro.
Bajo el título "Carnation revolution", al referirse a la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio entre Colombia y Estados Unidos dice que antes de que llegue a nuestro país "el primer pollo norteamericano libre de tarifas y pueda ser convertido en ajiaco, el Sr. Santos ya anunció que buscará un acuerdo comercial también con China".
La alianza entre Alemania y Francia en la Unión Europea se llamaba antes "MERKOZY", por Merkel y Sarkozy. Después de ensayar varios nombres sobre la manera en que debe denominarse ahora, después de la elección de Hollande, concluye que el nombre más adecuado es "MERDE", porque sirve muy bien para describir la situación del euro.
Las Elecciones, Complicadas para Obama
Los invito a ver mi nueva columna en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com.
Cuando faltan cinco meses para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, las perspectivas para el Presidente lucen bastante complicadas. Casi todas las encuestas registran un empate técnico con Romney. La economía y el empleo, principal preocupación de los votantes, pueden empeorar. Irónicamente, los temas internacionales, que ocupan un lugar tan bajo entre los intereses del norteamericano medio, pueden complicar la reelección aún más.
La dirección es:
http://comunidad.semana.com/t5/Desde-Washington/Las-elecciones-complicadas-para-Obama/ba-p/16177
Cuando faltan cinco meses para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, las perspectivas para el Presidente lucen bastante complicadas. Casi todas las encuestas registran un empate técnico con Romney. La economía y el empleo, principal preocupación de los votantes, pueden empeorar. Irónicamente, los temas internacionales, que ocupan un lugar tan bajo entre los intereses del norteamericano medio, pueden complicar la reelección aún más.
La dirección es:
http://comunidad.semana.com/t5/Desde-Washington/Las-elecciones-complicadas-para-Obama/ba-p/16177
miércoles, 25 de abril de 2012
Las fufurufas y fufurufos se tiraron la Cumbre
Columna publicada en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com el 25 de abril, 2012.
¡Todos que estábamos tan contentos con la Cumbre! Y salieron las fufurufas con los muchachos del servicio secreto a tirarse la fiesta. Resulta inaceptable.
Tutina en todas las fotos de los eventos aparecía elegantísima. Definitivamente, su porte es el de una princesa española. Perdón, el de una princesa española no, porque las hijas del Rey Juan Carlos se parecen a Doña Sofía. Sufridas pero feísimas. Me estoy refiriendo a la esposa del heredero de la corona, Doña Letizia, con todo y su bulimia.
Habíamos logrado que los médicos en Cuba impidieran el viaje del Presidente Chávez, cosa que hay que agradecerles. Es posible que el autor intelectual del frenazo al Jefe de Estado Venezolano fuera el mismo Raúl. Hay que reconocer que, después de la visita de nuestra Canciller y la del Presidente, se mostró totalmente comprensivo frente a las razones que tenía Colombia para no invitarlo. Y el tipo es tan querido (al fin y al cabo caribeño), que se dejó convencer para no dejar venir a Chávez.
De otra parte, parece que fue el propio Fidel el que aceptó hacerle una llamada al Presidente de Nicaragua para que no se le ocurriera aparecerse por Cartagena durante la magna Cumbre. Para él resultaba preferible que Juan Manuel o Cristina de Kirschner fueran los encargados de defender la presencia de Cuba en las reuniones hemisféricas y no el desprestigiado y burdo Daniel Ortega, quien no tiene autoridad moral para defender la democracia modelo cubano. Menos burdo que su mujer, claro está, quien quedó muy apesadumbrada por no haber podido viajar y aprovechar la ocasión para visitar algunos curanderos famosos. Porque de éso también tenemos en Cartagena. No me estoy refiriendo a Campo Elías Terán, el Alcalde de la Ciudad Heroica, quien sale a las calles a caminar, después de sus duras jornadas de trabajo. Pero don Campo Elías parece no darse cuenta de lo que sucede en su ciudad. Ni siquiera del creciente número de muchachas, con minifalda y tacones de más de una cuarta, que se paran en las esquinas y les dicen piropos a los turistas. Debe ser que a él no lo piropean. Las fufurufas tienen razón.
Estábamos tan orgullosos porque nuestro Presidente había mojado carátula de la revista Time. En su edición para Africa, cierto, pero de todas maneras, Time es Time y no el diario del mismo nombre, en español, que tenemos en Colombia. Que a dios gracias regresó a manos colombianas, para ver si lo mejoran tanto en su versión impresa como en la virtual. Porque, justo es decir, los colombianos que vivimos en el exterior somos muy sufridos. En la página principal del .com no leemos sino noticias sobre muertos, nuevos acusados por corrupción, líos en la justicia y, por último, escándalos en el jet set. Ya no sabemos si creer en sus editoriales tan positivos o en su edición en el Internet.
En verdad, todos estábamos muy contentos. Hasta Obama había aceptado quedarse dos noches en Cartagena. La ciudad es tan atractiva que, hasta Hillary, quien fue una candidata presidencial muy serie y retraída, se animó a acompañar a sus colaboradores a un recreo en el Havana Bar. Tomó cerveza Aguila a pico de botella, rio a carcajadas y azotó baldosa para desentumirse, después de las eternas reuniones y discursos que tuvo que aguantar. Porque es que algunos cancilleres latinoamericanos son muy cansones. Dale que dale con lo de las Malvinas y con lo de Cuba.
Con lo del escándalo del servicio secreto, se aguó la fiesta. Salieron los congresistas republicanos a darse golpes de pecho y a decir que Obama no había vigilado bien a quienes están encargados de vigilarlo a él. Y que se había puesto en peligro la seguridad del estado. “¿Quién nos dice que estas chicas alegres no eran espías de China o de Rusia?” preguntaron varios. Bueno, no era para tanto. Con tal de molestar a Obama, hasta gradúan nuestras muchachas de Mata Haris.
Lo peor fue la tacañería del Servicio Secreto. Como bien dicen en Colombia, éso de no querer pagar la tarifa acordada resulta injusto e inmoral. Después de todo lo que Gabriel Silva luchó, en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio, para que los cuartos traseros de los Estados Unidos no fueran importados a Colombia pagando tarifas muy bajas, que quebrarían los nacionales, vienen estos gringos a no querer pagar una tarifa decente por nuestros cuartos traseros o delanteros. Como quiera que haya sido. Con razón, el Embajador ha renunciado. Lo que sucedió fue indecente.
Y lo del Hotel Caribe, es cuento aparte. Cobran a las fufurufas que acompañan a los turistas que allí se hospedan una tarifa bastante alta y, después de que las exprimen, las obligan a salir a las 6 de la mañana, con semejante trasnocho y guayabo. No les dan siquiera un desayuno continental. Están violando los derechos humanos, especialmente los de las mujeres. Ya le anuncié a mi esposo que allí no me vuelvo a quedar. ¡Ni más faltaba!
¡Todos que estábamos tan contentos con la Cumbre! Y salieron las fufurufas con los muchachos del servicio secreto a tirarse la fiesta. Resulta inaceptable.
Tutina en todas las fotos de los eventos aparecía elegantísima. Definitivamente, su porte es el de una princesa española. Perdón, el de una princesa española no, porque las hijas del Rey Juan Carlos se parecen a Doña Sofía. Sufridas pero feísimas. Me estoy refiriendo a la esposa del heredero de la corona, Doña Letizia, con todo y su bulimia.
Habíamos logrado que los médicos en Cuba impidieran el viaje del Presidente Chávez, cosa que hay que agradecerles. Es posible que el autor intelectual del frenazo al Jefe de Estado Venezolano fuera el mismo Raúl. Hay que reconocer que, después de la visita de nuestra Canciller y la del Presidente, se mostró totalmente comprensivo frente a las razones que tenía Colombia para no invitarlo. Y el tipo es tan querido (al fin y al cabo caribeño), que se dejó convencer para no dejar venir a Chávez.
De otra parte, parece que fue el propio Fidel el que aceptó hacerle una llamada al Presidente de Nicaragua para que no se le ocurriera aparecerse por Cartagena durante la magna Cumbre. Para él resultaba preferible que Juan Manuel o Cristina de Kirschner fueran los encargados de defender la presencia de Cuba en las reuniones hemisféricas y no el desprestigiado y burdo Daniel Ortega, quien no tiene autoridad moral para defender la democracia modelo cubano. Menos burdo que su mujer, claro está, quien quedó muy apesadumbrada por no haber podido viajar y aprovechar la ocasión para visitar algunos curanderos famosos. Porque de éso también tenemos en Cartagena. No me estoy refiriendo a Campo Elías Terán, el Alcalde de la Ciudad Heroica, quien sale a las calles a caminar, después de sus duras jornadas de trabajo. Pero don Campo Elías parece no darse cuenta de lo que sucede en su ciudad. Ni siquiera del creciente número de muchachas, con minifalda y tacones de más de una cuarta, que se paran en las esquinas y les dicen piropos a los turistas. Debe ser que a él no lo piropean. Las fufurufas tienen razón.
Estábamos tan orgullosos porque nuestro Presidente había mojado carátula de la revista Time. En su edición para Africa, cierto, pero de todas maneras, Time es Time y no el diario del mismo nombre, en español, que tenemos en Colombia. Que a dios gracias regresó a manos colombianas, para ver si lo mejoran tanto en su versión impresa como en la virtual. Porque, justo es decir, los colombianos que vivimos en el exterior somos muy sufridos. En la página principal del .com no leemos sino noticias sobre muertos, nuevos acusados por corrupción, líos en la justicia y, por último, escándalos en el jet set. Ya no sabemos si creer en sus editoriales tan positivos o en su edición en el Internet.
En verdad, todos estábamos muy contentos. Hasta Obama había aceptado quedarse dos noches en Cartagena. La ciudad es tan atractiva que, hasta Hillary, quien fue una candidata presidencial muy serie y retraída, se animó a acompañar a sus colaboradores a un recreo en el Havana Bar. Tomó cerveza Aguila a pico de botella, rio a carcajadas y azotó baldosa para desentumirse, después de las eternas reuniones y discursos que tuvo que aguantar. Porque es que algunos cancilleres latinoamericanos son muy cansones. Dale que dale con lo de las Malvinas y con lo de Cuba.
Con lo del escándalo del servicio secreto, se aguó la fiesta. Salieron los congresistas republicanos a darse golpes de pecho y a decir que Obama no había vigilado bien a quienes están encargados de vigilarlo a él. Y que se había puesto en peligro la seguridad del estado. “¿Quién nos dice que estas chicas alegres no eran espías de China o de Rusia?” preguntaron varios. Bueno, no era para tanto. Con tal de molestar a Obama, hasta gradúan nuestras muchachas de Mata Haris.
Lo peor fue la tacañería del Servicio Secreto. Como bien dicen en Colombia, éso de no querer pagar la tarifa acordada resulta injusto e inmoral. Después de todo lo que Gabriel Silva luchó, en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio, para que los cuartos traseros de los Estados Unidos no fueran importados a Colombia pagando tarifas muy bajas, que quebrarían los nacionales, vienen estos gringos a no querer pagar una tarifa decente por nuestros cuartos traseros o delanteros. Como quiera que haya sido. Con razón, el Embajador ha renunciado. Lo que sucedió fue indecente.
Y lo del Hotel Caribe, es cuento aparte. Cobran a las fufurufas que acompañan a los turistas que allí se hospedan una tarifa bastante alta y, después de que las exprimen, las obligan a salir a las 6 de la mañana, con semejante trasnocho y guayabo. No les dan siquiera un desayuno continental. Están violando los derechos humanos, especialmente los de las mujeres. Ya le anuncié a mi esposo que allí no me vuelvo a quedar. ¡Ni más faltaba!
sábado, 14 de abril de 2012
Para Hillary, esta vez tampoco será
Columna para periódicos de Colprensa que aparecerá este fin de semana.
Hillary Clinton es, sin duda, uno
de los más exitosos Secretarios de Estado en la historia reciente de los
Estados Unidos. Hoy es aplaudida por la opinión pública, los medios y
periodistas en general, incluyendo a aquellos que antes no le tenían simpatía y
la atacaban inmisericordemente. Su imagen se ha fortalecido hasta el punto de
que sus porcentajes de aprobación son superiores a los del Presidente Obama.
Después de perder las primarias
del partido demócrata frente a este último, muchos pensamos que la invitaría a
acompañarlo como candidata a la Vicepresidencia. Calculábamos que le aportaría un número alto
de votos entre las mujeres y los sectores del partido que la respaldaban
entusiastamente. Pero Obama no lo hizo así. Quizás no se sentía lo
suficientemente cómodo con la que fue su contrincante inicial. Prefirió nominar
a Joe Biden, quien como Vicepresidente lo ha hecho bien.
A Hillary le ofreció un importante
premio de consolación: la Secretaría de Estado. Desde allí ha trabajado con
lealtad, disciplina e inteligencia. Sus aportes a los triunfos internacionales
de Obama y su gobierno han sido significativos. Ha logrado que su país aplique
lo que ella llama “el poder inteligente” y otros denominan “el poder suave”. En
momentos en que Estados Unidos enfrenta problemas económicos y presupuestales,
la población se muestra reacia a apoyar nuevas aventuras militares tan costosas
como las de Irak y Afganistán. En
consecuencia, frente a los retos internacionales que han surgido, se han
combinado los recursos tradicionales del poder militar (duro), con la
inteligencia, el uso de nuevas tecnologías en esta área, y las herramientas más
suaves de la economía, la ayuda al desarrollo, la informática y la comunicación
social.
Más allá de sus aportes a la
estrategia, Hillary ha sorprendido por sus capacidades como gerente de la
compleja telaraña de instituciones que dependen del Departamento de Estado y
por el hábil manejo de problemas mundiales simultáneos, grandes y diversos.
Con bastante anticipación, anunció
que, después de este primer período de gobierno, se retirará de su puesto como
cabeza del Departamento de Estado.
Los medios de comunicación y la
opinión pública inmediatamente especularon que el Presidente, ante las
dificultades para ser reelegido, esta vez si invitaría a Hillary como compañera
de fórmula para la Vicepresidencia. Tampoco fue así. Obama no se animó a hacer
a un lado al leal Biden, para llevar a una persona que, sin lugar a dudas, le
aportaría muchos más votos y crecería la estatura de su gobierno. Es una
lástima que Estados Unidos todavía no elija una mujer, tan preparada como
Hillary, por lo menos para la Vicepresidencia.
Si Obama sale reelegido,
existiría la posibilidad de que la dirigente se candidatice para la Presidencia
en 2016. Puede ser un poco tarde. Estaría iniciando el período presidencial con
69 años y finalizándolo a los 73.
Cualquiera que sea su actividad
futura, le cabe la enorme satisfacción de terminar su gestión en la Secretaría
de Estado como la más admirada líder de su país y la segunda mujer más poderosa
del mundo.
jueves, 12 de abril de 2012
El poder del voto de los latinos y las mujeres
Publicado en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com el 11 de abril, 2012.
Ya está listo el partidor para la carrera por la Presidencia de los Estados Unidos. Con el retiro de Rick Santorum de la larguísima primaria republicana, la competencia será entre el Presidente Barack Obama, ubicado a la izquierda del centro, y el exgobernador Mitt Romney, colocado a la derecha-derecha.
Si las elecciones fueran hoy, Obama sería muy probablemente el ganador. La encuesta de comienzos de abril de ABC News y el Washington Post le da la ventaja al Presidente con un porcentaje de 55 contra 41 del candidato republicano. Esa es una buena noticia para el candidato demócrata. La otra buena nueva es la de que su apoyo entre las mujeres es todavía más alto: 57 contra 38. Como se ha vuelto tradicional, el apoyo de los hombres para los candidatos republicanos es superior. En este caso, Romney obtendría el 57 por ciento de los votos masculinos y Obama tan sólo el 38 por ciento.
De allí que Obama tenga el mayor interés en solidificar el apoyo femenino. De éste grupo dependerá, en no poca medida, su triunfo en las elecciones.
Al mismo tiempo, Romney no podrá ganar si no mejora sus marcas con las mujeres. Su imagen entre ellas está muy debilitada, a punta de autogolpes del candidato y de los sectores más retrógrados de su partido. En momentos en que la gran preocupación de la mayoría de los norteamericanos, hombres y mujeres, radica en la economía y el empleo, enfocaron sus debates sobre temas que eufemísticamente denominan “sociales” y que tienen que ver con los derechos sexuales y reproductivos. Esos temas se creían superados desde hace muchos años. En su afán por cimentar sus credenciales de “auténtico conservador”, en las primarias Romney se alineó con la línea dura de su partido, especialmente la representada por algunos evangélicos y el ala más conservadora del clero. Para las elecciones generales le conviene suavizar las posiciones que adoptó en estas materias (y en las relacionadas con la justicia tributaria y redistributiva), pero posiblemente sea muy tarde.
Otro grupo que tendrá un poder muy relevante en los resultados de las próximas elecciones presidenciales será el constituido por los hispanos. En este caso, Obama no la tiene tan fácil. Llegó a la Presidencia en los hombros de los afro-americanos y los latinos. Se espera que mantenga el apoyo de los primeros, pero existen todavía dudas sobre la actitud que adopten los últimos el día de las elecciones. Las razones son diversas:
Con toda el agua que falta por correr, para que Obama mantenga el alto volumen de votación hispana que contribuyó a su primera elección, necesitará que este grupo salga masivamente a votar en octubre, por entusiasmo frente a él y/o temor frente a las políticas económicas y sociales de Romney.
Ya está listo el partidor para la carrera por la Presidencia de los Estados Unidos. Con el retiro de Rick Santorum de la larguísima primaria republicana, la competencia será entre el Presidente Barack Obama, ubicado a la izquierda del centro, y el exgobernador Mitt Romney, colocado a la derecha-derecha.
Si las elecciones fueran hoy, Obama sería muy probablemente el ganador. La encuesta de comienzos de abril de ABC News y el Washington Post le da la ventaja al Presidente con un porcentaje de 55 contra 41 del candidato republicano. Esa es una buena noticia para el candidato demócrata. La otra buena nueva es la de que su apoyo entre las mujeres es todavía más alto: 57 contra 38. Como se ha vuelto tradicional, el apoyo de los hombres para los candidatos republicanos es superior. En este caso, Romney obtendría el 57 por ciento de los votos masculinos y Obama tan sólo el 38 por ciento.
De allí que Obama tenga el mayor interés en solidificar el apoyo femenino. De éste grupo dependerá, en no poca medida, su triunfo en las elecciones.
Al mismo tiempo, Romney no podrá ganar si no mejora sus marcas con las mujeres. Su imagen entre ellas está muy debilitada, a punta de autogolpes del candidato y de los sectores más retrógrados de su partido. En momentos en que la gran preocupación de la mayoría de los norteamericanos, hombres y mujeres, radica en la economía y el empleo, enfocaron sus debates sobre temas que eufemísticamente denominan “sociales” y que tienen que ver con los derechos sexuales y reproductivos. Esos temas se creían superados desde hace muchos años. En su afán por cimentar sus credenciales de “auténtico conservador”, en las primarias Romney se alineó con la línea dura de su partido, especialmente la representada por algunos evangélicos y el ala más conservadora del clero. Para las elecciones generales le conviene suavizar las posiciones que adoptó en estas materias (y en las relacionadas con la justicia tributaria y redistributiva), pero posiblemente sea muy tarde.
Otro grupo que tendrá un poder muy relevante en los resultados de las próximas elecciones presidenciales será el constituido por los hispanos. En este caso, Obama no la tiene tan fácil. Llegó a la Presidencia en los hombros de los afro-americanos y los latinos. Se espera que mantenga el apoyo de los primeros, pero existen todavía dudas sobre la actitud que adopten los últimos el día de las elecciones. Las razones son diversas:
- El gobierno no logró que el Congreso aprobara la llamada ley DREAM. O sea, la que permitiría que un grupo de personas indocumentadas obtengan la ciudadanía. De acuerdo con una de sus promesas de campaña, Obama presentó el proyecto por el cual menores indocumentados que cumplieran condiciones de buena conducta, entre otras, y se graduaran del bachillerato lograrían la residencia condicional. Para aquellos que llevaran a cabo estudios superiores, o sirvieran en las fuerzas armadas, al final de todo un proceso, luego de la residencia legal podrían llegar a obtener la ciudadanía. El proyecto fue aprobado en el Senado, pero fue derrotado en la Cámara de Representantes en diciembre del 2010. A pesar de que Obama ha seguido expresando su apoyo por esta ley, no la ha vuelto a presentar o logrado que los demócratas la revivan. Muchos hispanos están desilusionados.
- Durante el actual gobierno, se han deportado muchos más inmigrantes ilegales que durante la administración Bush. Lo anterior ha sido el resultado del clima antimigratorio en muchos estados, las acciones llevadas a cabo por gobernadores republicanos y las del propio Departamento de Justicia que depende de Obama. Existe resentimiento entre las comunidades de hispanos. Dos de cada tres desaprueban la manera como se llevaron a cabo las deportaciones.
- La tasa de desempleo entre los latinos (10,3 por ciento) es superior a la de la población en general (8.2 por ciento). Lo que es peor aún, con la crisis económica sus ingresos han disminuido sensiblemente, muchas familias han caído en la pobreza y ven cada día más lejanas las posibilidades de alcanzar “el sueño americano”. Sabemos que el gobierno de Obama heredó esta crisis, pero existía confianza de que la recuperación fuera más rápida.
Con toda el agua que falta por correr, para que Obama mantenga el alto volumen de votación hispana que contribuyó a su primera elección, necesitará que este grupo salga masivamente a votar en octubre, por entusiasmo frente a él y/o temor frente a las políticas económicas y sociales de Romney.
sábado, 31 de marzo de 2012
EL PAPA EN CUBA
Columna que aparecerá mañana domingo en algunos periódicos asociados a Colprensa.
La visita de Su Santidad a Cuba dejó satisfechos a algunos y descontentos a varios. Si algo probó este viaje es que Benedicto XVI no es Juan Pablo II. Su pragmatismo y frialdad germanos contrastan profundamente con el calor humano y carisma del venerado Pontífice.
Los disidentes cubanos que viven en la isla y los cientos de miles que migraron a los Estados Unidos y a otros países esperaban que durante su visita a Cuba, Su Santidad Benedicto XVI hiciera pronunciamientos más directos y fuertes contra la persecución política a la que muchos están sometidos, o que, por lo menos, recibiera a las Damas de Blanco como símbolo del apoyo de la Iglesia a los presos políticos. Ni lo uno ni lo otro.
Uno de sus pronunciamientos más directos, infortunadamente lo dejó para el final de su visita, cuando estaba a punto de abordar el avión que lo llevaría de regreso a Roma. Afirmó que Cuba debe ser “la casa de todos y para todos los cubanos, donde vivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad”.
La visita de Su Santidad a Cuba dejó satisfechos a algunos y descontentos a varios. Si algo probó este viaje es que Benedicto XVI no es Juan Pablo II. Su pragmatismo y frialdad germanos contrastan profundamente con el calor humano y carisma del venerado Pontífice.
Los disidentes cubanos que viven en la isla y los cientos de miles que migraron a los Estados Unidos y a otros países esperaban que durante su visita a Cuba, Su Santidad Benedicto XVI hiciera pronunciamientos más directos y fuertes contra la persecución política a la que muchos están sometidos, o que, por lo menos, recibiera a las Damas de Blanco como símbolo del apoyo de la Iglesia a los presos políticos. Ni lo uno ni lo otro.
Se refirió a la necesidad de que se respeten los derechos
humanos y la libertad, pero el lenguaje que utilizó fue excesivamente cauto. No
pidió públicamente la liberación de los presos políticos, como lo hiciera en su
oportunidad Juan Pablo II. En lo que si fue bastante directo fue en el tema de la
libertad religiosa, al afirmar que cuando la Iglesia pide que se respete
"no está reclamando privilegio alguno, pretende ser sólo fiel al mandato
de Cristo, sabedora de que donde Cristo se hace presente el hombre crece en
humanidad y encuentra su consistencia".
Una de sus pocas críticas que hizo al régimen fue bastante
discreta. Señaló que la búsqueda de la verdad por parte del hombre puede llevar
a algunos a “la irracionalidad y el fanatismo”, encerrándose a sí mismos en “su
verdad” y tratando “de imponerla a los demás”.Uno de sus pronunciamientos más directos, infortunadamente lo dejó para el final de su visita, cuando estaba a punto de abordar el avión que lo llevaría de regreso a Roma. Afirmó que Cuba debe ser “la casa de todos y para todos los cubanos, donde vivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad”.
Todo parece indicar que el Papa no quiso arriesgar los
avances logrados y la convivencia pacífica entre la jerarquía católica local y
el gobierno. De allí que su agenda para la visita haya sido eminentemente
pastoral y concreta. Más la agenda para un Obispo que para el Sumo Pontífice da
la Iglesia Católica. Por una parte, habría buscado llegar al corazón de muchos
católicos que han abandonado la fe y reforzar el papel de la Iglesia cubana en
cuestiones morales y sociales. Por la otra, recuperar espacios educativos. Para
lograr esto último, durante su visita privada con Raúl Castro, el Papa solicitó
que se autorice a la Iglesia para que abra y administre colegios.
Muchos cubanos son creyentes, pero resulta imposible asegurar
que la mayoría sea católica o cristiana. Combinan, lo que el comentarista Fernando
Ravsberg denomina “un ajiaco” de creencias, entre las que la Santería ocupa un
lugar prominente. Esas particularidades hacen difícil la conquista del alma de
los cubanos, sobre todo de parte de un frío y poco carismático Sumo Pontífice.miércoles, 28 de marzo de 2012
La pelea por la presidencia del Banco Mundial
Publicada en mi blog DESDE WASHINGTON en Semana.com el 23 de marzo, 2012.
El viernes pasado venció el plazo para la inscripción de candidatos para la Presidencia del Banco Mundial. El nombre de José Antonio Ocampo, destacado economista colombiano, y el de la actual ministra de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala, fueron inscritos oficialmente, junto con el de Jim Yong Kim, propuesto por los Estados Unidos.
El Banco Mundial es la más importante institución de crédito internacional, con operaciones de préstamo que el año pasado superaron los 50.000 millones de dólares.
El mecanismo de elección, tanto para la Presidencia del Banco Mundial como para la Dirección del Fondo Monetario Internacional, es poco democrático, nada transparente y otorga un peso fundamental a la nacionalidad de los candidatos. De acuerdo con el sistema tradicional de cuotas imperante, el máximo cargo en el Mundial “pertenece” a un estadounidense. Los Estados Unidos es el país con mayor aporte a su capital. La dirección del Fondo Monetario Internacional “le corresponde” a un europeo. Históricamente se ha buscado mantener la capacidad de apalancamiento financiero de los países más poderosos.
Pero el mundo ha cambiado. Muchos países del antes llamado Tercer Mundo son los prometedores gigantes del mañana. En consecuencia, aspiran a que sus nacionales, los que tengan la experiencia y formación necesarias, puedan acceder a dichos cargos. De allí que hayan entrado en rebeldía. Quieren cambiar un sistema de asignación por nacionalidades, a uno basado esencialmente en méritos.
Desde el miércoles se había conocido la disposición de varios países latinoamericanos de apoyar el nombre de Ocampo. El jueves, el economista colombiano aceptó públicamente que se le nominara y se comprometió a “dar la pelea” por el cargo.
Pero el gobierno de Colombia se desmontó de su candidatura: el Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, hizo ese mismo día declaraciones en el sentido de que el país seguirá enfocando sus esfuerzos en la elección de Angelino Garzón como cabeza de la Organización Internacional del Trabajo, algo que, en su concepto, es más probable que la elección de un colombiano en el Mundial.
El viernes, la Canciller María Angela Holguín reiteró la posición de Colombia: no apoyar la candidatura de Ocampo. ¡Qué enredo! Por una parte, un grupo de países proponía el nombre de un colombiano para tan alto cargo, por la otra, el Ministro de Hacienda y la Canciller decían que no lo estaban apoyando.
Desde el viernes quería publicar una columna sobre el tema pero los interrogantes que surgían eran grandes.
1. La candidatura de Ocampo, así como la de Okonjo-Iweala, surgió por iniciativa del llamado Grupo de los 24, compuesto por representantes de países en desarrollo, como India y Brasil. El no la buscó. Su coordinador es un destacado economista hindú, quien fue el que puso sobre la mesa el nombre del colombiano. Posteriormente, se reunieron formalmente en Washington los directores del Banco Mundial que constituyen el Grupo de los 11 y representan esos países. Acogieron el nombre de Ocampo como el candidato por América Latina. Cuando inicialmente le hicieron la propuesta, Ocampo estuvo renuente.
2. José Antonio Ocampo habló con el Ministro de Hacienda y entendió que tendría la no-objeción del gobierno. Por otros canales le llegaron mensajes de que, aunque Colombia no podría presentar una candidatura al Mundial, vería con buenos ojos que otros países lo hicieran.
Los candidatos para la Presidencia del Banco Mundial no requieren ser presentados por sus propios países. Lo pueden hacer directores o gobernadores de otros. El requisito es el de que sean nacionales de cualquier país miembro. Deben llenar, además, condiciones de idoneidad y experiencia.
3. Indiscutiblemente, José Antonio Ocampo, tiene una hoja de vida que lo califica para ser Presidente del Banco Mundial: economista con un doctorado de la Universidad de Yale, ha sido varias veces ministro en Colombia. Su experiencia internacional en temas relacionados con el desarrollo es muy amplia y exitosa, como Director de la CEPAL y Secretario Adjunto en el área económica y social en Naciones Unidas. Hoy es académico en la Universidad de Columbia en Nueva York e investigador. Su nominación es fruto del reconocimiento a su hoja de vida y méritos.
4. Ocampo no es ingenuo. Tiene suficiente experiencia como para saber que, para un candidato distinto al de los EE.UU. el camino para la elección es empinado y difícil.
“Estoy en este proceso para dejar la constancia histórica de que la elección del Presidente del Banco Mundial tiene que hacerse de manera abierta y transparente, en la que los candidatos sean juzgados por sus méritos”, me dijo el domingo. “Es la primera vez en la historia que se puede dar esta condición”, añadió.
El viernes, la Ministra de Relaciones había explicado a la W que uno de los argumentos que ha presentado Colombia para impulsar la candidatura de Garzón a la OIT es la de que, así como el Banco Mundial es dirigido por los países desarrollados, la OIT deberían dirigirla los países en desarrollo. “Mal haríamos nosotros (en) sacar candidato al Banco Mundial (porque) se cae la estructura que hemos montado en la candidatura del vicepresidente Angelino Garzón”, habría sostenido.
Resulta válido que Colombia apoye el sistema de cuotas por nacionalidades. Sin embargo, queda la duda de que la misma posición hubiera sido defendida en los distintos escenarios en los que el país está representado. La autoridad en los temas relacionados con las instituciones multilaterales de crédito, incluido el Banco Mundial, es el Ministro de Hacienda. Frente a las demás instituciones internacionales, la autoridad es ejercida por la Canciller. ¿Se coordinaron suficientemente?
Siendo un hecho la inscripción de la candidatura de Ocampo, las posibilidades de que, después de todo, salga elegido, aumentarían si recibiera el apoyo del gobierno de Colombia. Como lo han expresado varios de sus colegas y un grupo de 11 mandatarios locales, su nominación es un honor para el país.
Debemos sentirnos orgullosos de que varios colombianos sean considerados para posiciones de liderazgo en organizaciones internacionales.
El viernes pasado venció el plazo para la inscripción de candidatos para la Presidencia del Banco Mundial. El nombre de José Antonio Ocampo, destacado economista colombiano, y el de la actual ministra de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala, fueron inscritos oficialmente, junto con el de Jim Yong Kim, propuesto por los Estados Unidos.
El Banco Mundial es la más importante institución de crédito internacional, con operaciones de préstamo que el año pasado superaron los 50.000 millones de dólares.
El mecanismo de elección, tanto para la Presidencia del Banco Mundial como para la Dirección del Fondo Monetario Internacional, es poco democrático, nada transparente y otorga un peso fundamental a la nacionalidad de los candidatos. De acuerdo con el sistema tradicional de cuotas imperante, el máximo cargo en el Mundial “pertenece” a un estadounidense. Los Estados Unidos es el país con mayor aporte a su capital. La dirección del Fondo Monetario Internacional “le corresponde” a un europeo. Históricamente se ha buscado mantener la capacidad de apalancamiento financiero de los países más poderosos.
Pero el mundo ha cambiado. Muchos países del antes llamado Tercer Mundo son los prometedores gigantes del mañana. En consecuencia, aspiran a que sus nacionales, los que tengan la experiencia y formación necesarias, puedan acceder a dichos cargos. De allí que hayan entrado en rebeldía. Quieren cambiar un sistema de asignación por nacionalidades, a uno basado esencialmente en méritos.
Desde el miércoles se había conocido la disposición de varios países latinoamericanos de apoyar el nombre de Ocampo. El jueves, el economista colombiano aceptó públicamente que se le nominara y se comprometió a “dar la pelea” por el cargo.
Pero el gobierno de Colombia se desmontó de su candidatura: el Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, hizo ese mismo día declaraciones en el sentido de que el país seguirá enfocando sus esfuerzos en la elección de Angelino Garzón como cabeza de la Organización Internacional del Trabajo, algo que, en su concepto, es más probable que la elección de un colombiano en el Mundial.
El viernes, la Canciller María Angela Holguín reiteró la posición de Colombia: no apoyar la candidatura de Ocampo. ¡Qué enredo! Por una parte, un grupo de países proponía el nombre de un colombiano para tan alto cargo, por la otra, el Ministro de Hacienda y la Canciller decían que no lo estaban apoyando.
Desde el viernes quería publicar una columna sobre el tema pero los interrogantes que surgían eran grandes.
- ¿Cómo se había gestado la candidatura de José Antonio Ocampo?
- ¿Conversó con las autoridades colombianas?
- No siendo candidato del gobierno colombiano, ¿llenaba los requisitos para ser inscrito?
- ¿Qué posibilidades tiene de ser elegido?
1. La candidatura de Ocampo, así como la de Okonjo-Iweala, surgió por iniciativa del llamado Grupo de los 24, compuesto por representantes de países en desarrollo, como India y Brasil. El no la buscó. Su coordinador es un destacado economista hindú, quien fue el que puso sobre la mesa el nombre del colombiano. Posteriormente, se reunieron formalmente en Washington los directores del Banco Mundial que constituyen el Grupo de los 11 y representan esos países. Acogieron el nombre de Ocampo como el candidato por América Latina. Cuando inicialmente le hicieron la propuesta, Ocampo estuvo renuente.
2. José Antonio Ocampo habló con el Ministro de Hacienda y entendió que tendría la no-objeción del gobierno. Por otros canales le llegaron mensajes de que, aunque Colombia no podría presentar una candidatura al Mundial, vería con buenos ojos que otros países lo hicieran.
Los candidatos para la Presidencia del Banco Mundial no requieren ser presentados por sus propios países. Lo pueden hacer directores o gobernadores de otros. El requisito es el de que sean nacionales de cualquier país miembro. Deben llenar, además, condiciones de idoneidad y experiencia.
3. Indiscutiblemente, José Antonio Ocampo, tiene una hoja de vida que lo califica para ser Presidente del Banco Mundial: economista con un doctorado de la Universidad de Yale, ha sido varias veces ministro en Colombia. Su experiencia internacional en temas relacionados con el desarrollo es muy amplia y exitosa, como Director de la CEPAL y Secretario Adjunto en el área económica y social en Naciones Unidas. Hoy es académico en la Universidad de Columbia en Nueva York e investigador. Su nominación es fruto del reconocimiento a su hoja de vida y méritos.
4. Ocampo no es ingenuo. Tiene suficiente experiencia como para saber que, para un candidato distinto al de los EE.UU. el camino para la elección es empinado y difícil.
“Estoy en este proceso para dejar la constancia histórica de que la elección del Presidente del Banco Mundial tiene que hacerse de manera abierta y transparente, en la que los candidatos sean juzgados por sus méritos”, me dijo el domingo. “Es la primera vez en la historia que se puede dar esta condición”, añadió.
El viernes, la Ministra de Relaciones había explicado a la W que uno de los argumentos que ha presentado Colombia para impulsar la candidatura de Garzón a la OIT es la de que, así como el Banco Mundial es dirigido por los países desarrollados, la OIT deberían dirigirla los países en desarrollo. “Mal haríamos nosotros (en) sacar candidato al Banco Mundial (porque) se cae la estructura que hemos montado en la candidatura del vicepresidente Angelino Garzón”, habría sostenido.
Resulta válido que Colombia apoye el sistema de cuotas por nacionalidades. Sin embargo, queda la duda de que la misma posición hubiera sido defendida en los distintos escenarios en los que el país está representado. La autoridad en los temas relacionados con las instituciones multilaterales de crédito, incluido el Banco Mundial, es el Ministro de Hacienda. Frente a las demás instituciones internacionales, la autoridad es ejercida por la Canciller. ¿Se coordinaron suficientemente?
Siendo un hecho la inscripción de la candidatura de Ocampo, las posibilidades de que, después de todo, salga elegido, aumentarían si recibiera el apoyo del gobierno de Colombia. Como lo han expresado varios de sus colegas y un grupo de 11 mandatarios locales, su nominación es un honor para el país.
Debemos sentirnos orgullosos de que varios colombianos sean considerados para posiciones de liderazgo en organizaciones internacionales.
domingo, 18 de marzo de 2012
CIUDAD MUJER
Columna publicada por algunos diarios afiliados a Colprensa el 18 de marzo, 2012
Las cifras de violencia
contra las mujeres en Colombia son escandalosas. Para resolver esta tragedia
recurrente, será necesario hacer esfuerzos serios, más allá de la aprobación de
nuevas leyes.
La celebración del Día Internacional de la Mujer sirvió para
que gobierno, medios de comunicación e investigadores llamaran la atención
sobre estas conductas inaceptables. Una
de las peores es la de la violación. La llamada encuesta ENDS registró que, en
2010, el 6 por ciento de las mujeres entrevistadas admitieron haber sido
violadas alguna vez en su vida. Este porcentaje no incluye las que han sido
forzadas por sus actuales esposos o compañeros.
Sabemos que la violencia intrafamiliar se reproduce. Niños y
niñas sometidos a maltratos en los hogares, o testigos del que se ejerce contra
sus madres, tienen altas probabilidades de reproducir tales conductas en su
edad adulta. De allí que la promoción de nuevas leyes con penas superiores para
estos delitos sea una condición necesaria pero no suficiente para disminuirlos.
Resulta fundamental llevar a cabo esfuerzos serios para mejorar la educación
sexual desde la escuela, inculcar valores sobre los derechos y obligaciones de
los dos sexos y, en general, desarrollar
una nueva ética contra todo tipo de violencia.
En algunos países existen iniciativas prometedoras para mejorar
el bienestar de las mujeres. Bajo el lema “dignidad, fortaleza, igualdad”, la
primera dama de El Salvador y Secretaria de Inclusión Social, Vanda Pignato,
propuso el proyecto de Ciudad Mujer y obtuvo el apoyo financiero y técnico del
Banco Interamericano de Desarrollo.
La estrategia de Ciudad Mujer está basada en acercar varios
tipos de servicios a las mujeres y concentrarlos, bajo un mismo techo, en
centros ubicados en barrios populosos o municipios.
Las actividades comprenden
la atención a víctimas de la violencia, adopción de medidas preventivas para
evitar la revictimización, fortalecimiento de la autonomía económica de las
mujeres y prestación de servicios de salud para sus hijos y ellas, con énfasis
en la salud sexual y reproductiva. Cuando las mujeres acuden a una sede de Ciudad
Mujer, pueden dejar sus niños en la guardería allí localizada. Las distintas
instituciones presentes en estos centros coordinan entre ellas y cuentan con
personal especialmente entrenado.
Vale la pena que el gobierno colombiano estudie esta
experiencia y trate de adaptarla a nuestro medio.
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