El viernes pasado venció el plazo para la inscripción de candidatos para la Presidencia del Banco Mundial. El nombre de José Antonio Ocampo, destacado economista colombiano, y el de la actual ministra de Finanzas de Nigeria, Ngozi Okonjo-Iweala, fueron inscritos oficialmente, junto con el de Jim Yong Kim, propuesto por los Estados Unidos.
El Banco Mundial es la más importante institución de crédito internacional, con operaciones de préstamo que el año pasado superaron los 50.000 millones de dólares.
El mecanismo de elección, tanto para la Presidencia del Banco Mundial como para la Dirección del Fondo Monetario Internacional, es poco democrático, nada transparente y otorga un peso fundamental a la nacionalidad de los candidatos. De acuerdo con el sistema tradicional de cuotas imperante, el máximo cargo en el Mundial “pertenece” a un estadounidense. Los Estados Unidos es el país con mayor aporte a su capital. La dirección del Fondo Monetario Internacional “le corresponde” a un europeo. Históricamente se ha buscado mantener la capacidad de apalancamiento financiero de los países más poderosos.
Pero el mundo ha cambiado. Muchos países del antes llamado Tercer Mundo son los prometedores gigantes del mañana. En consecuencia, aspiran a que sus nacionales, los que tengan la experiencia y formación necesarias, puedan acceder a dichos cargos. De allí que hayan entrado en rebeldía. Quieren cambiar un sistema de asignación por nacionalidades, a uno basado esencialmente en méritos.
Desde el miércoles se había conocido la disposición de varios países latinoamericanos de apoyar el nombre de Ocampo. El jueves, el economista colombiano aceptó públicamente que se le nominara y se comprometió a “dar la pelea” por el cargo.
Pero el gobierno de Colombia se desmontó de su candidatura: el Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, hizo ese mismo día declaraciones en el sentido de que el país seguirá enfocando sus esfuerzos en la elección de Angelino Garzón como cabeza de la Organización Internacional del Trabajo, algo que, en su concepto, es más probable que la elección de un colombiano en el Mundial.
El viernes, la Canciller María Angela Holguín reiteró la posición de Colombia: no apoyar la candidatura de Ocampo. ¡Qué enredo! Por una parte, un grupo de países proponía el nombre de un colombiano para tan alto cargo, por la otra, el Ministro de Hacienda y la Canciller decían que no lo estaban apoyando.
Desde el viernes quería publicar una columna sobre el tema pero los interrogantes que surgían eran grandes.
- ¿Cómo se había gestado la candidatura de José Antonio Ocampo?
- ¿Conversó con las autoridades colombianas?
- No siendo candidato del gobierno colombiano, ¿llenaba los requisitos para ser inscrito?
- ¿Qué posibilidades tiene de ser elegido?
1. La candidatura de Ocampo, así como la de Okonjo-Iweala, surgió por iniciativa del llamado Grupo de los 24, compuesto por representantes de países en desarrollo, como India y Brasil. El no la buscó. Su coordinador es un destacado economista hindú, quien fue el que puso sobre la mesa el nombre del colombiano. Posteriormente, se reunieron formalmente en Washington los directores del Banco Mundial que constituyen el Grupo de los 11 y representan esos países. Acogieron el nombre de Ocampo como el candidato por América Latina. Cuando inicialmente le hicieron la propuesta, Ocampo estuvo renuente.
2. José Antonio Ocampo habló con el Ministro de Hacienda y entendió que tendría la no-objeción del gobierno. Por otros canales le llegaron mensajes de que, aunque Colombia no podría presentar una candidatura al Mundial, vería con buenos ojos que otros países lo hicieran.
Los candidatos para la Presidencia del Banco Mundial no requieren ser presentados por sus propios países. Lo pueden hacer directores o gobernadores de otros. El requisito es el de que sean nacionales de cualquier país miembro. Deben llenar, además, condiciones de idoneidad y experiencia.
3. Indiscutiblemente, José Antonio Ocampo, tiene una hoja de vida que lo califica para ser Presidente del Banco Mundial: economista con un doctorado de la Universidad de Yale, ha sido varias veces ministro en Colombia. Su experiencia internacional en temas relacionados con el desarrollo es muy amplia y exitosa, como Director de la CEPAL y Secretario Adjunto en el área económica y social en Naciones Unidas. Hoy es académico en la Universidad de Columbia en Nueva York e investigador. Su nominación es fruto del reconocimiento a su hoja de vida y méritos.
4. Ocampo no es ingenuo. Tiene suficiente experiencia como para saber que, para un candidato distinto al de los EE.UU. el camino para la elección es empinado y difícil.
“Estoy en este proceso para dejar la constancia histórica de que la elección del Presidente del Banco Mundial tiene que hacerse de manera abierta y transparente, en la que los candidatos sean juzgados por sus méritos”, me dijo el domingo. “Es la primera vez en la historia que se puede dar esta condición”, añadió.
El viernes, la Ministra de Relaciones había explicado a la W que uno de los argumentos que ha presentado Colombia para impulsar la candidatura de Garzón a la OIT es la de que, así como el Banco Mundial es dirigido por los países desarrollados, la OIT deberían dirigirla los países en desarrollo. “Mal haríamos nosotros (en) sacar candidato al Banco Mundial (porque) se cae la estructura que hemos montado en la candidatura del vicepresidente Angelino Garzón”, habría sostenido.
Resulta válido que Colombia apoye el sistema de cuotas por nacionalidades. Sin embargo, queda la duda de que la misma posición hubiera sido defendida en los distintos escenarios en los que el país está representado. La autoridad en los temas relacionados con las instituciones multilaterales de crédito, incluido el Banco Mundial, es el Ministro de Hacienda. Frente a las demás instituciones internacionales, la autoridad es ejercida por la Canciller. ¿Se coordinaron suficientemente?
Siendo un hecho la inscripción de la candidatura de Ocampo, las posibilidades de que, después de todo, salga elegido, aumentarían si recibiera el apoyo del gobierno de Colombia. Como lo han expresado varios de sus colegas y un grupo de 11 mandatarios locales, su nominación es un honor para el país.
Debemos sentirnos orgullosos de que varios colombianos sean considerados para posiciones de liderazgo en organizaciones internacionales.
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