lunes, 17 de diciembre de 2012

LA DERROTA DE LA OPOSICION VENEZOLANA

La derrota que sufrió ayer la oposición venezolana en las elecciones de gobernadores y consejos de los estados fue mayor a la que muchos calculábamos. A corto plazo, no le quedará fácil reponerse.

En el Táchira, estado fronterizo con Colombia, que era uno de los pocos bastiones que le quedaban a  la oposición después de las elecciones presidenciales de octubre, perdieron. Se habla de divisiones internas y de fatiga del electorado. No debe descontarse como factor el hecho de que el cierre sorpresivo de la frontera, desde el día jueves, impidió que venezolanos que habían pasado a Colombia pudieran regresar a Venezuela para acudir a las urnas, o que votantes potenciales residenciados en Cúcuta y otras ciudades fronterizas pudieran movilizarse para consignar sus votos. La tradición era la de que la frontera se cerraba desde el viernes previo a las elecciones, a partir de la medianoche. El ejército o la guardia nacional se adelantaron y, en la práctica, le suprimieron el derecho al voto a un número de personas.

En Mérida, el otro estado con gobernador de la oposición y en el que Capriles se impuso sobre Chávez en octubre, también perdió por un margen significativo. ¿Qué pasó allí, debilidad del candidato a la gobernación y falta de organización en el terreno para movilizar votantes?

La Mesa de la Unidad deberá examinar estas dos derrotas con cuidado, identificar las fallas y tratar de iniciar una estrategia de recuperación en dichos estados, si es que aspira a continuar en la lucha.

A la oposición le ha quedado el consuelo de que ganó con Capriles la gobernación de Miranda, preservando de esta manera sus posibilidades futuras de liderazgo. Para que Capriles tuviera posibilidades de ser escogido de nuevo como el candidato para enfrentarse al chavismo en las próximas elecciones presidenciales, que pueden llevarse a cabo más temprano que tarde, resultaba esencial que triunfara en su propio estado.

El triunfo de la oposición en Lara y en la Amazonia les sirve en algo de consuelo, pero no puede compenzar las pérdidas en el Táchira, Mérida y Zulia. En este último estado, se veía que la pelea estaba muy difícil y que las posibilidades de triunfo del candidato del gobierno eran bastante altas. Pero la derrota es igualmente costosa y dolorosa para la oposición.

En este blog y en esta dirección, continuaré analizando, en el curso de los próximos días, la situación y evolución de la política en Venezuela.

martes, 11 de diciembre de 2012

Venezuela, entre el desconcierto y la esperanza


El futuro inmediato de Venezuela es complejo. Lo que suceda dependerá de la fecha en la que el Presidente Chávez se tenga que retirar o fallezca, la actitud de las fuerzas armadas, la unidad de los partidos oficialistas y la inteligencia y coherencia de la oposición.
El Presidente Chávez sorprendió a los venezolanos y al mundo entero el pasado sábado 8 de diciembre, al anunciar, de manera dramática, que ha sufrido una recaída en el cáncer que lo aqueja desde hace año y medio. Por primera vez reconoció que puede quedar impedido para continuar en su cargo, o tomar posesión para el nuevo período que se iniciará en enero del año entrante. Chávez pidió que se apoye a Nicolás Maduro como su sucesor.
La selección de Maduro estaba cantada. Al fin y al cabo, desde octubre Chávez sacó a Elías Jaua de la Vicepresidencia y lo sustituyó por su Ministro de Relaciones Exteriores. A Jaua lo envió como candidato a la gobernación del Estado Miranda, ocupada hasta este momento por el excandidato presidencial de la Mesa de Unidad, Henrique Capriles. A Diosdado Cabello, otra de las personas de su confianza, y líder del ala militarista dentro del chavismo, lo dejó en la Presidencia de la Asamblea Legislativa y a la cabeza del partido de gobierno (PSUV).
Mientras Chávez continúe vivo y consciente,  las distintas tendencias dentro del chavismo mantendrán la apariencia de unidad y respetarán sus deseos y órdenes. Lo que pase después dependerá de varios factores, entre ellos la fecha en que Chávez se tenga que retirar o fallezca, la actitud de las fuerzas armadas y la inteligencia y coherencia de la oposición.
Los escenarios que en este momento se vislumbran en Venezuela son los siguientes:
1.    Chávez no sale vivo de la cirugía a la que hoy está siendo sometido o fallece antes del 16 de diciembre, día de las elecciones de gobernadores. En esas circunstancias, el pueblo chavista, adolorido y emocionado, saldrá a votar masivamente en honor a su jefe y elegirá, en casi todo el país, a los candidatos oficialistas. Los estados Táchira y Mérida, los únicos en donde Chávez perdió en la última elección presidencial, tienen altas posibilidades de continuar en manos de la oposición. De lo que pase con Capriles en Miranda, estado en el que Chávez ganó por muy pocos votos (menos de seis mil) dependerá en gran medida el futuro electoral de la oposición. 
 
    Si ese fuera el calendario de los acontecimientos, el gobierno tendría que llamar a elecciones presidenciales dentro de los siguientes 30 días. En el caso de que Capriles gane la elección como gobernador, sería coronado como el candidato indiscutible de la oposición. En este escenario, la probabilidad de que una oposición vigorizada gane la presidencia no es insignificante. Capriles acaba de recorrer todo el país, es una figura reconocida e iniciaría la competencia con una buena parte de los seis millones de votos que obtuvo frente a Chávez. 
 
    Ahora bien, si pierde en Miranda, surgirán otras aspiraciones dentro de los partidos y movimientos de la oposición y el candidato será otro u otros que partirán prácticamente de cero. Si la oposición se divide, quedará muerta. Si se mantiene cohesionada alrededor de un candidato nuevo, la  posibilidad de ganarle a un oficialismo todavía unido, y con la maquinaria y el presupuesto del gobierno al servicio de la candidatura de Maduro, será  baja.
 
2.    Chávez sobrevive la operación y se recupera lo suficiente para posesionarse en enero y ejercer la presidencia por un tiempo más, así sea de manera precaria. En ese escenario, en la medida en que el debilitamiento de la salud del Presidente se vaya haciendo más visible, con el correr del tiempo las aspiraciones de los distintos sectores dentro del oficialismo se harán más evidentes y las divisiones y luchas internas por heredar el poder crearán problemas de gobernabilidad. En un escenario como éste, la oposición tendría el tiempo y la oportunidad para reagruparse, definir estrategias ganadoras y seleccionar un candidato de unidad fuerte.
 
3.    Chávez sobrevive la operación pero renuncia de inmediato. Regresa al país para supervisar y apoyar la elección de Maduro. Si este fuera el escenario, la presencia de Chávez garantizaría la unidad de los partidos de gobierno, durante el corto período electoral de 30 días, y el triunfo de Maduro como Presidente. Las probabilidades de que la oposición gane, con Capriles o sin Capriles como candidato, serían extremadamente bajas.
 
En cualquiera de estos escenarios, el futuro inmediato de Venezuela es complicado y las posibilidades electorales de la oposición, bajas. En la eventualidad de que se presentara el primer escenario y pudiera lograr el triunfo, llegaría al gobierno en una situación de debilidad.

Todavía no se conforman

Publicado en Semana.com el 18 de noviembre, 2012.


Hasta el último momento muchos dirigentes republicanos seguían convencidos de que Mitt Romney derrotaría a Barack Obama. El propio candidato se demoró, más de lo corriente, en reconocer el triunfo del Presidente. No salían de su asombro. Perdieron todos los estados que eran fundamentales para que alcanzaran la mayoría en el colegio electoral, excepto uno. Perdieron también el voto nacional y no se explicaban por qué.
Miles de palabras siguen siendo impresas en los periódicos y revistas, pronunciadas en los medios electrónicos y enviadas a través del Internet para explicar los resultados. Los gobernadores republicanos se reunieron y entraron en el debate sobre la derrota. Muchos culparon al candidato, otros a los miembros más extremistas de su partido. Chris Christie, el gobernador de New Jersey, dijo una verdad de Perogrullo: Romney perdió porque Obama obtuvo más votos.  Los republicanos intentaron convertir la elección en un referéndum sobre el Presidente. La campaña de este último no se dejó y la estrategia fue la de plantearle al electorado una escogencia entre dos personas, dos estilos, dos ideologías y dos plataformas distintas. En la comparación, la mayoría prefirió a Obama y decidió reelegirlo.
Pero, en últimas, ¿por qué Obama ganó el apoyo mayoritario del país y obtuvo los márgenes suficientes para triunfar en los estados clave para reunir los votos del colegio electoral, a pesar del alto desempleo y unas tasas de crecimiento que todavía son bajas?
El Presidente salió avante en los hombros de una coalición compuesta por mujeres en general, sobre todo solteras, jóvenes de ambos sexos, afroamericanos, asiáticos y latinos. Si, latinos que salieron a votar masivamente y hoy representan el 10 por ciento del electorado.
En el caso de los hispanos (y en gran medida de los asiáticos), la alta votación por Obama (siete de cada diez lo hicieron por él) se explica por las siguientes razones:

·       Aspiran a mejorar su situación económica, ofrecer a sus hijos una educación de buena calidad y tener acceso a los servicios de salud. Confían en que el gobierno de Obama les ofrecerá estas oportunidades.
·       Piensan que el gobierno tiene un papel importante que cumplir para fortalecer la pequeña y la mediana empresa, incentivar la creación de empleos bien remunerados y mejorar la infraestructura.
·       Son conscientes de que el déficit no se puede solucionar a costa de la clase media y trabajadora, sin que los millonarios y billonarios paguen mayores tasas de impuestos.
·       Creen que Obama tiene los programas más adecuados para continuar solucionando los graves problemas generados por ocho años del gobierno Bush, la sensibilidad para entender y apoyar a las clases media y trabajadora y a los inmigrantes que vinieron a este país buscando un mejor futuro para sus hijos y familia.
Las anteriores razones hicieron que los latinos se pronunciaran de manera contundente en las urnas. Ya no podrán seguir siendo ignorados o menospreciados políticamente.
En el caso de los jóvenes de ambos sexos y las mujeres solteras, el extremismo de los republicanos frente a los llamados temas sociales, entre ellos la libertad sexual y reproductiva, resultaron fundamentales para que decidieran seguir apoyando al Presidente, no obstante las dificultades actuales para conseguir empleo. De igual manera, los programas de su gobierno para facilitar que los jóvenes de clase media y trabajadora puedan llegar a la Universidad y seguir estudios de postgrado, sin que queden quebrados antes de finalizar, y la reforma de la salud que les garantiza poder contar con estos servicios hasta los 26 años, a través de las pólizas de sus padres. Romney había anunciado que, de llegar a la Presidencia, tumbaría la reforma a la  salud u “Obamacare”.
Para los afroamericanos, no sólo el compromiso del Presidente de apoyar a las clases medias y trabajadoras fue factor fundamental para otorgarle nuevamente el voto. Las promesas hechas por legisladores republicanos,  desde el primer día de su primer período, de bloquear las iniciativas de Obama y sus programas, tuvieron que resultar profundamente ofensivas e interpretadas como racismo extremo. En consecuencia, 9 de cada 10 afroamericanos apoyaron la reelección.
De manera más general, y no obstante la endeble situación de la economía, el hecho de que durante las primarias Romney se hubiera colocado a la derecha de la derecha y hubiera abrazado las posiciones más extremas de miembros de su partido en temas como la libertad sexual y reproductiva, la inmigración y el recorte de los impuestos para los más ricos, como la fórmula mágica para hacer crecer la economía, fueron en últimas rechazados por la mayoría de los votantes. La insensibilidad de Romney frente a las necesidades y aspiraciones de la clase media no pasó inadvertida. Ya son clásicos sus pronunciamientos y metidas de pata al respecto. Al final de la campaña general, cuando se movió hacia el centro, las mayorías no le creyeron. Lo siguieron viendo como un empresario frio y calculador, dispuesto a decir y prometer cualquier cosa con tal de salir elegido.
El análisis de los avances técnicos de la campaña de Obama para focalizar los mensajes, movilizar los probables votantes y obtener los márgenes necesarios para ganar en  los llamados estados “swing” y en el colegio electoral, merece una columna especial. Son muy interesantes.