Ya está listo el partidor para la carrera por la Presidencia de los Estados Unidos. Con el retiro de Rick Santorum de la larguísima primaria republicana, la competencia será entre el Presidente Barack Obama, ubicado a la izquierda del centro, y el exgobernador Mitt Romney, colocado a la derecha-derecha.
Si las elecciones fueran hoy, Obama sería muy probablemente el ganador. La encuesta de comienzos de abril de ABC News y el Washington Post le da la ventaja al Presidente con un porcentaje de 55 contra 41 del candidato republicano. Esa es una buena noticia para el candidato demócrata. La otra buena nueva es la de que su apoyo entre las mujeres es todavía más alto: 57 contra 38. Como se ha vuelto tradicional, el apoyo de los hombres para los candidatos republicanos es superior. En este caso, Romney obtendría el 57 por ciento de los votos masculinos y Obama tan sólo el 38 por ciento.
De allí que Obama tenga el mayor interés en solidificar el apoyo femenino. De éste grupo dependerá, en no poca medida, su triunfo en las elecciones.
Al mismo tiempo, Romney no podrá ganar si no mejora sus marcas con las mujeres. Su imagen entre ellas está muy debilitada, a punta de autogolpes del candidato y de los sectores más retrógrados de su partido. En momentos en que la gran preocupación de la mayoría de los norteamericanos, hombres y mujeres, radica en la economía y el empleo, enfocaron sus debates sobre temas que eufemísticamente denominan “sociales” y que tienen que ver con los derechos sexuales y reproductivos. Esos temas se creían superados desde hace muchos años. En su afán por cimentar sus credenciales de “auténtico conservador”, en las primarias Romney se alineó con la línea dura de su partido, especialmente la representada por algunos evangélicos y el ala más conservadora del clero. Para las elecciones generales le conviene suavizar las posiciones que adoptó en estas materias (y en las relacionadas con la justicia tributaria y redistributiva), pero posiblemente sea muy tarde.
Otro grupo que tendrá un poder muy relevante en los resultados de las próximas elecciones presidenciales será el constituido por los hispanos. En este caso, Obama no la tiene tan fácil. Llegó a la Presidencia en los hombros de los afro-americanos y los latinos. Se espera que mantenga el apoyo de los primeros, pero existen todavía dudas sobre la actitud que adopten los últimos el día de las elecciones. Las razones son diversas:
- El gobierno no logró que el Congreso aprobara la llamada ley DREAM. O sea, la que permitiría que un grupo de personas indocumentadas obtengan la ciudadanía. De acuerdo con una de sus promesas de campaña, Obama presentó el proyecto por el cual menores indocumentados que cumplieran condiciones de buena conducta, entre otras, y se graduaran del bachillerato lograrían la residencia condicional. Para aquellos que llevaran a cabo estudios superiores, o sirvieran en las fuerzas armadas, al final de todo un proceso, luego de la residencia legal podrían llegar a obtener la ciudadanía. El proyecto fue aprobado en el Senado, pero fue derrotado en la Cámara de Representantes en diciembre del 2010. A pesar de que Obama ha seguido expresando su apoyo por esta ley, no la ha vuelto a presentar o logrado que los demócratas la revivan. Muchos hispanos están desilusionados.
- Durante el actual gobierno, se han deportado muchos más inmigrantes ilegales que durante la administración Bush. Lo anterior ha sido el resultado del clima antimigratorio en muchos estados, las acciones llevadas a cabo por gobernadores republicanos y las del propio Departamento de Justicia que depende de Obama. Existe resentimiento entre las comunidades de hispanos. Dos de cada tres desaprueban la manera como se llevaron a cabo las deportaciones.
- La tasa de desempleo entre los latinos (10,3 por ciento) es superior a la de la población en general (8.2 por ciento). Lo que es peor aún, con la crisis económica sus ingresos han disminuido sensiblemente, muchas familias han caído en la pobreza y ven cada día más lejanas las posibilidades de alcanzar “el sueño americano”. Sabemos que el gobierno de Obama heredó esta crisis, pero existía confianza de que la recuperación fuera más rápida.
Con toda el agua que falta por correr, para que Obama mantenga el alto volumen de votación hispana que contribuyó a su primera elección, necesitará que este grupo salga masivamente a votar en octubre, por entusiasmo frente a él y/o temor frente a las políticas económicas y sociales de Romney.
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