Publicado por algunos diarios de Colprensa y La Opinión
Siempre llego a Colombia llena de ilusión por disfrutar de tantas cosas lindas y buenas que ofrece nuestro país. Al regresar, siento nostalgia y algo de depresión por los problemas que se acumulan y los hechos inaceptables que suceden. Sin embargo, lo lindo y lo bueno siguen siendo el imán para mi regreso.
Siempre llego a Colombia llena de ilusión por disfrutar de tantas cosas lindas y buenas que ofrece nuestro país. Al regresar, siento nostalgia y algo de depresión por los problemas que se acumulan y los hechos inaceptables que suceden. Sin embargo, lo lindo y lo bueno siguen siendo el imán para mi regreso.
Lo positivo de la llegada a Bogotá
El paso por la Sabana de Bogotá, antes de aterrizar, sigue pareciéndome una de las cosas bellas de la llegada a Colombia.
La mejor atención y mayor eficiencia de los funcionarios del DAS en el Aeropuerto Eldorado es notable y debe reconocerse.
El número de buenos y diversos restaurantes sigue aumentando en Bogotá. Hoy se podría decir que la capital colombiana es una de las ciudades de América Latina con una oferta culinaria variada y de calidad.
Lo feo y negativo
¿Qué ha pasado con la construcción del nuevo aeropuerto? El tráfico aéreo sigue aumentando y Eldorado no da abasto. Es horriblemente incómodo y anticuado. ¿Qué está pasando con las firmas contratistas?
Las obras sin finalizar en la vía al aeropuerto dan pena. El incumplimiento en la finalización de todos los frentes de obras en la capital sigue causando aún más trancones de los usuales. La paciencia de los bogotanos llegó, con razón, a su techo.
Las noticias sobre la corrupción en las contrataciones en la Alcaldía de Bogotá fueron, por los días en que visité Bogotá, los temas del día. Los términos más suaves que escuché sobre el Alcalde, su hermano y funcionarios supuestamente implicados fueron los de cínicos y sinvergüenzas. Lo positivo es que las nuevas contralora y fiscal asumieron las investigaciones con decisión y valentía. Es de esperar que los procesos y condenas ejemplares, para aquellos que sean encontrados culpables, no demoren.
Lo lindo y positivo de Cúcuta
Lo mejor de Cúcuta es su gente. Su calidez, franqueza y lealtad. Con los cucuteños uno no se llama a engaños: dicen lo que piensan y actúan como dicen.
Sus centros comerciales están a la altura de los mejores del país. Mejoraron la calidad de vida de los cucuteños y son, ciertamente, una gran vitrina para los productos fabricados en toda Colombia. Estos centros comerciales son factor de atracción para los venezolanos que todavía tienen algunos recursos para hacer sus compras en Cúcuta y acceder a bienes que escasean en el vecino país. Infortunadamente, la situación económica de los habitantes al otro lado de la frontera es cada día más dura.
La recuperación y reapertura del Parque Recreacional fue una gran noticia. Durante mi paso por la Gobernación se iniciaron las obras. Buscábamos ofrecer a las gentes de la ciudad y a los niños un lugar para la recreación, apreciar la naturaleza y hacer deportes. Varios gobernadores contribuyeron, posteriormente, a complementar las atracciones del parque. Sin embargo, su administración y mantenimiento sufrieron bajas y altas. En buena hora, su administración fue entregada a CONFANORTE. La gerente de esa confederación le puso alma y recursos a la recuperación del parque y un gran equipo al frente. Los hijos de los trabajadores y familias de los sectores populares volvieron a asistir en masa. ¡Buena ésa!
Lo feo y lo malo en Norte de Santander
La falta de mantenimiento de las calles de Cúcuta da lástima. El gobierno local ha sido incapaz de buscar fórmulas que permitan invertir en tales obras urgentes. Mientras tanto, y de acuerdo con informes de prensa, se han esfumado recursos que deberían haber estado dirigidos a la educación, entre otros.
Las deficiencias en el ordenamiento urbano de Cúcuta son lamentables. Bajo la actual Alcaldesa, se ha ampliado el uso del suelo en barrios que eran tradicionalmente para vivienda de la clase media. Con el barrio latino habíamos acabado antes. Ahora, las familias de los barrios Colsag, Popular y La Riviera tienen rodeadas sus casas de comederos, bares y negocios de mala muerte que han sido autorizados por la Alcaldía. ¡Qué barbaridad!
El ejercicio de la política en el Norte de Santander es más confuso que siempre. Pululan los candidatos, la mayor parte con pobres calificaciones, y escasean las propuestas. Se afirma que existen “dueños” de los votos que son los que, al final, eligen alcaldes y gobernadores. Si ello es cierto, se ha debilitado profundamente la democracia y generado condiciones para mayor corrupción. Los organismos de control están en mora de investigar lo que ha pasado con los recursos públicos, en la ciudad y en el departamento, por lo menos en los últimos doce años.
La inseguridad sigue afectando notoriamente la capital y el departamento, alimentada por paramilitares, guerrilla, tráfico de drogas y bandas de delincuentes. El gobierno nacional ha prometido prestar especial atención a esta situación. ¿Qué hace el Gobernador?
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