El Tratado de Libre Comercio Colombia-Estados Unidos tiene en este momento contra la pared a los dos gobiernos. Los resultados de las conversaciones que se están reiniciando pondrán a prueba la capacidad negociadora de la Administración Santos.
Cuando el tratado fue suscrito por los Presidentes Uribe y Bush en 2007, sus posibilidades de aprobación en el Congreso de Estados Unidos eran bajas: existía una mayoría demócrata que, bajo la influencia de poderosos sindicatos, se oponía al mismo. La excusa era el asesinato de líderes sindicales, la aparente falta de protección y el irrespeto a los derechos de los trabajadores. Como si la persecución y lamentable asesinato de líderes sindicales obedeciera a una política de Estado! No importaron los notables avances en materia de seguridad en el país y la consiguiente disminución de los homicidios de líderes sindicales. La excusa continuó siendo la misma.
Después de las últimas elecciones estadounidenses, las posibilidades de aprobación del Tratado aumentaron significativamente, dada la posición pro-libre comercio de la nueva mayoría republicana en la Cámara.
Sin embargo, después de dos años de la llegada de Obama, el Tratado todavía no se ha movido. El Embajador colombiano, Gabriel Silva, ha colocado la responsabilidad en el Congreso. Está equivocado y él lo sabe. El Tratado no ha sido siquiera discutido por la sencilla razón de que la Administración Obama no lo ha presentado a la consideración de la Cámara.
Para el Presidente Demócrata el apoyo de los sindicatos resultó fundamental para su victoria y continúa siendo muy importante para su futura reelección. En consecuencia, razones electorales y de política interna parecen estar teniendo mayor prioridad que compromisos de política internacional frente a un socio tan cercano y leal como Colombia.
Las intenciones del gobierno norteamericano quedaron claras durante el último discurso sobre el “Estado de la Unión”. Lo que se pretende es que el texto del Tratado negociado y suscrito con el gobierno Bush se renegocie. Qué temas? Qué nuevas concesiones sectoriales y tarifarias se buscan? Los congresos y el público en Estados Unidos y en Colombia no lo saben. Con razón el Senador por la Florida, Marco Rubio, entre chiste y chanza pidió a funcionarios que le contaran dónde podía encontrar el listado de las nuevas exigencias que se le están haciendo a Colombia. Es posible que hasta hoy el gobierno colombiano tampoco lo tenga claro. Pero lo han puesto contra la pared: las concesiones tarifarias unilaterales no han sido renovadas y el Tratado no está ratificado.
Mientras tanto, la Embajada de Colombia ha aumentado su presión, enviado mensajes de urgencia sobre la importancia de la aprobación y dialogado con importantes líderes del Congreso, republicanos y demócratas.
Estos, a su turno, han puesto contra la pared al Gobierno de Obama. Los senadores Max Baucus, Presidente del Comité de Finanzas y Orrin Hatch, del Comité de Comercio, el miércoles 9 de marzo declararon que el Tratado con Korea del Sur, que tiene alta prioridad para el gobierno, no será considerado por el Congreso a menos que se empaquete con los de Colombia y Panamá. Los agricultores, especialmente los del Sur, y los criadores de pollos tienen especial interés en estos acuerdos.
Al día siguiente, el gobierno de Colombia anunció apresuradamente que una delegación llegaría a Washington para dialogar con las contrapartes norteamericanas sobre los requisitos que se están exigiendo. El Secretario General de la Presidencia, Juan Carlos Pinzón, entre otros, acompañará al Embajador Gabriel Silva. Por qué no viene el inteligente Ministro de Comercio, Sergio Díaz Granados? Ojalá no le esté ocurriendo lo que le pasa al propio Secretario de Comercio de EU, que ha sido aislado y debilitado por funcionarios de la Casa Blanca.
Esperamos que el Gobierno del Presidente Santos, fiel a sus compromisos sobre transparencia, informe ampliamente a la opinión pública colombiana y analice con los sectores empresariales y laborales los cambios que se pretenden, las concesiones que el país esté dispuesto a hacer y las que Colombia a su turno proponga. En últimas, para el gobierno y el país será muy importante no sólo la pronta aprobación de un Tratado comercial, sino las cláusulas que finalmente se incluyan. La capacidad negociadora del Gobierno Santos está a prueba.
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