El invierno se llevó por delante un alto porcentaje de las posibilidades de inversión en algunas de las prioridades definidas por el Plan Nacional de Desarrollo. Si restamos lo que el país tendrá que invertir en reconstrucción y emergencias, protección social y defensa, que ciertamente tienen importancia vital, los nuevos proyectos de infraestructura vial y desarrollo fronterizo no podrán tener el alcance deseado.
El gobierno del Presidente Santos trazó grandes objetivos para el país, que fueron reflejados en el nuevo Plan Nacional de Desarrollo 2011-2014. En buena hora, este Plan parte por reconocer los inmensos desequilibrios regionales y sociales que existen. Tiene un enfoque de carácter regional. Busca disminuir las desigualdades sociales y lograr un crecimiento espacial más equilibrado. Para ello, plantea el diseño de estrategias de desarrollo, que aprovechen las características y capacidades locales, y la consolidación de ejes de transporte.
En el caso del Norte de Santander, el Plan reconoce su importancia en la zona de fronteras, conformada también por La Guajira, Arauca y Vichada. Establece como objetivo la consolidación de las relaciones con Venezuela y el mejorando las condiciones para la integración fronteriza. Busca no sólo la implementación de las inversiones necesarias para el fortalecimiento de corredores de comercio exterior, sino de aquellos que faciliten el comercio interno. Va más allá y propone el desarrollo del nicho minero-energético, la modernización de la infraestructura de transporte en dicho sector y la diversificación de nuestra estructura económica. Destaca el propósito de buscar la consolidación de la zona del Catatumbo, la implementación de programas de empleo y vivienda para la población desplazada y la restitución de tierras. En resumen, las propuestas del Plan Nacional de Desarrollo, en el caso del Norte de Santander y la zona fronteriza con Venezuela, son muy positivas y ambiciosas.
La Ministra de Relaciones Exteriores, María Angela Holguín, no sólo ha sido clave en la solución de los grandes problemas en las relaciones con Venezuela, sino uno de los motores dentro del gobierno para que se dé prioridad al desarrollo social y económico de la zona fronteriza, mediante el Plan Fronteras para la Prosperidad.
Para infortunio de Colombia, las lluvias llegaron con una fuerza y una capacidad de destrucción que mi generación no había conocido. La solución a los problemas sociales y físicos generados por el invierno no da espera. Es justo reconocer que el gobierno de Santos parece claramente comprometido con dichas soluciones. Pero se requerirán inversiones que restarán recursos para los objetivos y estrategias planteados en el Plan Nacional de Desarrollo.
Visto el Plan en cifras, el total nacional para inversión del gobierno central en el período 2011-2014, será de $195 billones. El presupuesto para defensa y seguridad se llevará una suma muy significativa, $59 billones, que representan más del 30 por ciento del total.
De los $136 billones que quedan para inversión, casi $26 billones se destinarán a atender los problemas generados por la ola invernal. El saldo disponible, que será complementado con casi $100 billones que se canalizarán a través de la Secretaría General de la Presidencia para programas sociales, será claramente insuficiente para arrancar las llamadas locomotoras del desarrollo y cofinanciar las acciones necesarias para acercarnos al cumplimiento de los objetivos de desarrollo para todas las regiones.
Para el Norte de Santander se destinará una suma total de $6.1 billones por parte del gobierno central y la Secretaría General. La buena noticia es que en el sector transporte se invertirán más de $391.000 millones, de los cuales $155.500 millones se dirigirán al financiamiento del sistema integrado de transporte para Cúcuta. Para corredores viales se dispondrá de casi $212.000 millones. Teniendo en cuenta que varios de los proyectos viales en el Norte de Santander no cuentan con los estudios suficientes, $119.000 millones se dedicarán a su evaluación y estructuración. En consecuencia, lo que quedará para invertir en la red vial nacional y en la terciaria, que quedaron destruidas por el invierno, son cifras relativamente pequeñas e insuficientes. La otra mala noticia es la de que el presupuesto disponible para los pasos fronterizos es muy bajo: $12.000 millones.
El listado de inversiones previstas en el sector transporte incluye obras importantes, como la doble calzada Pamplona-Bucaramanga, la carretera Cúcuta-Ocaña-Aguaclara y lo que llaman “consolidación” del corredor Cúcuta-Bogotá. Es de aplaudir que el gobierno se esté comprometiendo con los estudios para la vía Tibú-Convención-La Mata. El plan de inversiones no menciona la mejora en el trayecto Cúcuta-Tibú, esencial para acercar el Catatumbo a la capital del departamento, facilitar la presencia del estado en esa zona y mejorar la futura salida de productos agrícolas, distintos de la coca, a los mercados. Todavía estamos a tiempo para buscar el financiamiento de una obra como ésta.
El próximo gobernador del departamento debería promover un frente unido con la Cámara de Comercio, las universidades y otras organizaciones sociales para analizar, de manera seria y técnica, las prioridades de inversión, de tal manera que el dinero disponible se dirija a aquellas obras que tengan muy alta prioridad e impacto económico y social. Así mismo, que el presupuesto para estudios de factibilidad no se distraiga en proyectos que, a mediano plazo, no son realmente urgentes o viables.
Los votantes nortesantandereanos deberían exigir a los candidatos para la Gobernación, un compromiso serio en ese sentido.
Publicado por el diario La Opinión de Cúcuta el 2 de junio, 2011
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