Chávez llegó finalmente a Cartagena, pronunció encendidas declaraciones de amor a Colombia y los colombianos, suscribió algunos documentos conjuntos, con alcance bastante menor a lo esperado, y se marchó en santa paz. Brindemos por su salud, aunque mal pague.
El Presidente Chávez llegó a Cartagena con una fuerte gripa. Eso nos libró de tres o cuatro horas de disquisiciones sobre el pasado común y el futuro de los dos pueblos “que somos uno sólo”, de acuerdo con sus palabras. Al final del encuentro, los dos gobiernos anunciaron la firma de “16 acuerdos de cooperación e integración”.
Los resultados, sin embargo, parecen ser bastante más modestos. Vamos por partes:
En primer lugar, no se logró lo más importante, que era un acuerdo de mediano o largo plazo para solucionar los nuevos obstáculos que le surgirán al comercio entre los dos países, a partir del 21 de abril. En esa fecha, Venezuela dejará de pertenecer a la Comunidad Andina. Se tuvo que recurrir, entonces, a la prolongación, por tres meses, de las normas comerciales vigentes en la CAN. No sabemos cuáles serán las fórmulas jurídicas que permitan tal extensión. De todas maneras, los países tendrán que seguir negociando un nuevo convenio. Las dificultades son muchas, dadas las visiones tan disímiles que tienen ambos gobiernos sobre la apertura comercial, acceso a los mercados, control de divisas e intervención del estado. Como si fuera poco, Venezuela ha propuesto un convenio de muy corto plazo, modificable por solicitud de una de las partes. Es decir, ausencia de reglas del juego claras para inversionistas y exportadores.
Durante varios días, he estado buscando en las páginas Web de los dos gobiernos los textos de los anunciados acuerdos. Los resultados no han sido alentadores. Parece que la mayor parte se mantienen como secreto de estado.
El Ministerio de Comercio de Colombia ha sido el más abierto y transparente. Subió a su página de Internet los textos completos de tres “actas de compromiso” para la implementación de acciones de articulación productiva, para la fabricación de electrodomésticos, equipos de refrigeración, y formaletas y otros artículos para construcción. Se realizarán estudios de factibilidad. Los trabajos serán llevados a cabo por comisiones de los dos países, en el plazo de un año prorrogable. Esas actas de compromiso son apenas el comienzo de un camino muy empedrado.
Se publicó también un plan de acción conjunto para promover a los dos países como destino turístico y para fomentar el turismo entre sus ciudadanos. Los líderes y gobernantes de las regiones fronterizas deben, desde ya, presentar iniciativas realistas para que se incluyan dichas zonas en los planes.
Para enterarnos de los avances en materia de integración fronteriza, esperamos que el Gobernador de Norte de Santander informe detalladamente a la opinión pública. Las Cancillerías no han publicado los acuerdos. Lo mismo está sucediendo en el área de infraestructura, tan importante para el futuro del comercio y de la economía de las zonas de frontera.
Los mayores avances, parece, se obtuvieron en la búsqueda del regreso de Honduras a los organismos interamericanos y en el diálogo entre Chávez y Porfirio Lobo. La participación del Presidente hondureño en las reuniones de Cartagena fue bastante sorpresiva, por decir lo menos, y una distracción para el diálogo sobre los asuntos colombo-venezolanos. Por qué se incluyó? Los mandatarios suelen caer en la tentación de asumir liderazgos regionales e internacionales que pueden crecer su estatura. Todo sea por el nuevo liderazgo internacional de Colombia!
No obstante lo anterior, el sólo hecho de mantener un diálogo pacífico con Venezuela, sobre tantos temas de interés para Colombia, es un gran triunfo. Santos y su equipo son pragmáticos, tienen la paciencia de los buenos negociadores y saben que tienen que llegar a acuerdos, antes de que la campaña presidencial en el vecino país se caliente más. En cualquier momento, Chávez puede volver a encender la mecha del anti colombianismo y generar nuevas situaciones de conflicto, si ello conviene a sus intereses electorales.
Ese mismo pragmatismo y capacidad de negociación permitió a Santos descongelar la ratificación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que estaba desde hace cuatro años en la nevera, y a lograr la comprensión de Obama y el Departamento de Estado para la posible extradición de Makled a Venezuela y no al país del norte. El viernes conoceremos formalmente la decisión del gobierno colombiano sobre el destino del narcotraficante. Es de esperar que su entrega a Chávez traiga, no sólo paz en las relaciones con el vecino, sino avances concretos en alguno de los temas pendientes.
El más urgente es del acuerdo comercial, que reemplazará al de la CAN. Sabemos que no debemos crearnos falsas ilusiones. El comercio entre los dos países no podrá volver a ser el mismo. El acceso a los mercados venezolanos seguirá plagado de dificultades y los riesgos para los productores y exportadores colombianos, inmensos, mientras Chávez siga aplicando su modelo de Socialismo s. XXI. Pero se requiere abrir las puertas al intercambio.
Mientras tanto, sigamos agradeciéndole al Presidente venezolano la reanudación del suministro de gasolina a nuestras zonas de frontera, que tanto la necesitan, y acompañando al Presidente Santos en su brindis por la salud de Chávez, aunque mal pague.
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