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sábado, 4 de febrero de 2012

SANTOS Y OBAMA EN LA PRENSA

Enviado a Colprensa.

El poder de influencia de los presidentes de Colombia y EU, medida por su figuración en los medios de comunicación, resulta sorprendentemente contrastante. ¿Qué consecuencias tendrá lo anterior sobre su popularidad y posibilidades de relección?

Los presidentes colombianos siempre han ocupado un lugar de privilegio en los medios de comunicación. Esta tradición se ha intensificado con la llegada de Juan Manuel Santos al poder. Ha demostrado habilidad para pronunciarse oportunamente y captar la atención. Adicionalmente, su dicción y capacidad para comunicarse con la población, en general, mejoró notablemente desde la campaña. Hoy los colombianos vemos a un Santos que habla “de corrido” y utiliza dichos tan populares como “no nos crean tan pendejos”, que años atrás estaban prohibidos en la boca de los mandatarios. Los altos niveles de popularidad que ha mantenido por año y medio son el resultado, no sólo de la seriedad de su administración y la popularidad de algunas de las medidas adoptadas, sino de su acertada comunicación.

Si tomamos las ediciones electrónicas de dos medios, encontramos que en los 31 primeros días de este año, el Presidente Santos apareció mencionado en 579 artículos y columnas de El Tiempo y en 101 de Semana.com. La mayor parte de los artículos noticiosos en los que aparece tienen enfoques positivos o neutros. En las columnas de opinión los resultados son dispares. De continuar esta figuración, y permaneciendo constantes otros factores que influyen sobre el comportamiento de los electores, se podría predecir que Santos sería relegido.

El caso del Presidente Obama ofrece un contraste impresionante. Hay que admitir que ha tenido que enfrentar una situación muy difícil, por la herencia que recibió y la lentitud de la recuperación. Así mismo, que no cuenta con apoyo en el Congreso, ya que la Cámara tiene una mayoría republicana que desde los inicios de su administración decidió oponerse a la mayor parte de sus propuestas. Pero Obama, quien fue elegido, en alguna medida, por su capacidad oratoria para proyectarse como agente del cambio, ha tenido dificultades para mantener su mensaje original. Hasta finales del año pasado, parecía que había perdido su Norte y su magia.

Cuando comenzó a recuperarlos, la campaña para las primarias republicanas estaba en pleno furor y los medios, dedicados a cubrir los menores detalles. Han colocado sus baterías periodísticas a informar sobre los debates y los enfrentamientos entre los candidatos, sobre todo, entre Romney y Gingrich. El resultado ha sido que Obama ha desaparecido, prácticamente, de los medios. En los 31 días del mes de enero, tan sólo ha figurado de manera relevante en 40 notas publicadas por el Washington Post (dicha estadística excluye blogs y columnas de opinión). La edición electrónica de la revista Time, por su parte, ha publicado alrededor de 52 notas en donde el Presidente Obama figura sustantivamente.

Algunos comentaristas piensan que el cubrimiento, al final de cuentas, resultará positivo para las aspiraciones de relección del Presidente, ya que los republicanos se están debilitando entre ellos. Amanecerá y veremos.

viernes, 13 de mayo de 2011

LOS TEMORES DE CHAVEZ

Publicado en Semana.com el 10 de mayo de 2011.

La publicación del libro sobre el dossier de los computadores de Raúl Reyes, por parte del IISS de Londres, le creará dificultades internacionales a Chávez y se puede convertir en una bomba de tiempo para las relaciones entre Colombia y Venezuela. Su aparición explica el nerviosismo que ya habíamos captado en el presidente del vecino país.
La aparición en Londres del libro que analiza y transcribe cientos de correos y documentos encontrados en el computador de Raúl Reyes, no tomó por sorpresa al presidente Hugo Chávez. El gobierno colombiano le había advertido sobre su publicación y, es de suponer, le haya ofrecido una copia por adelantado. Ahora entendemos las razones de Chávez para postergar su gira por Brasil, Argentina y Bolivia, prevista para esta semana. Se le habrían creado situaciones embarazosas frente a sus colegas y frente a los medios de comunicación de dichos países.
Se conocían algunos de los correos encontrados en el computador de Reyes, después del ataque a su campamento, al otro lado de la frontera con Ecuador. Pero no se había hecho un análisis sistemático de los mismos o una publicación de los documentos más relevantes. El gobierno del Presidente Uribe, del cual fue Ministro de Defensa el doctor Juan Manuel Santos, encargó dicha tarea al Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres (IISS), un centro de estudios de reconocida independencia. Con la publicación esta semana del libro, se destapa el alcance de la relación de los gobiernos de Venezuela y Ecuador, y de sus presidentes, con la guerrilla de las FARC y su proyecto de tomarse el poder en Colombia.
El gobierno de Venezuela, y el propio Chávez, no salen bien librados: el libro afirma que el presidente personalmente se habría reunido con Raúl Reyes y otros miembros del secretariado de las FARC y comprometido  a ayudarlos para obtener legitimidad política. Les habría ofrecido ayuda económica por $300 millones de dólares. No hay seguridad de que, finalmente, el dinero se haya entregado. Confirma las sospechas del expresidente Uribe, ya que, según el IISS, “mientras Chávez públicamente propugnaba la neutralidad y se ofrecía como mediador honesto en negociaciones de paz con el gobierno colombiano, también permitía que las FARC utilizaran el territorio venezolano para su refugio, operaciones transfronterizas y actividad política…”  
Esta última información ya era conocida por los colombianos. De allí la sorpresa que causó la afirmación del Presidente Santos, de que esos campamentos ya no estaban en las coordenadas previamente identificadas por el ejército colombiano. Todos nos preguntábamos ¿qué pasó?
Estos y otros hallazgos del IISS, serán divulgados ampliamente por los medios colombianos e internacionales, y analizados a profundidad por los gobiernos de Europa, Estados Unidos y América Latina.  Chávez lo sabe y parece preocupado por las consecuencias que pueda traer.
Ahora entendemos mejor su celeridad para detener y extraditar a Colombia a Joaquín Pérez, presunto representante en Europa de las FARC, aún a costa de dañar sus relaciones con el partido comunista venezolano y otros grupos que calificó de “extrema izquierda”. ( Ver columna LAS VOLTERETAS DE CHAVEZ en http://mariacarmenza123.blogspot.com/ ). Ahora comprendemos la dimensión de su afán por dejar constancia de que él y su gobierno no tuvieron que ver con los campamentos de las FARC en territorio venezolano. De acuerdo con sus recientes declaraciones, los que se reunieron con las FARC fueron miembros de los grupos de extrema izquierda de su país, quienes hicieron “planes para montar en Venezuela unas bases de la guerrilla colombiana a espaldas de todos nosotros”.
En las últimas semanas, el presidente Chávez no sólo ha querido seguir tomando distancia de las FARC y negar sus relaciones con esa organización guerrillera, sino que se ha preocupado por dejar constancia de su condena “irrestricta al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones y su repudio a todas las formas de violencia”, de acuerdo con el comunicado emitido por la cancillería venezolana, a raíz de la operación de los comandos de los Estados Unidos y la muerte de Osama bin Laden en territorio paquistaní.
Evidentemente, Chávez venía tratando de blindarse. No es para menos. La información de que las FARC no sólo habrían entrenado a varios grupos urbanos en Venezuela en la guerra de guerrillas y en acciones terroristas, sino de que “podrían haber cometido asesinatos de oponentes políticos de Chávez”, es muy delicada.
La intervención armada en Libia, por parte de la OTAN, constituye un preaviso para gobiernos acusados de atacar su propia población y apoyar, en algún momento, el terrorismo. Chávez así lo ha entendido, según se deduce de su llamado a la oposición para que no recurra a las vías incendiarias y a generar situaciones sangrientas, que lo que buscan es culparlo a él, de forma que “Naciones Unidas apruebe una intervención”.
La aparición del informe sobre los documentos del computador de Raúl Reyes, en momentos en que las relaciones entre Colombia y Venezuela atraviesan por una etapa positiva, no deja de preocupar. Puede convertirse en una nueva bomba de tiempo para las relaciones entre los dos países que, ante la más pequeña chispa, podría estallar. No obstante la promesa del gobierno de Colombia de no referirse al informe, y del propósito del gobierno venezolano de no responder al mismo. Coincide con el inicio de una nueva etapa electoral en el vecino país que, por razón de las dificultades económicas, escases de alimentos, fallas generalizadas en los servicios públicos y desastres generados por las lluvias,  puede ser muy volátil. Tanto desde el punto de vista del comportamiento de la oposición y de la población, como del gobierno del presidente Chávez y las organizaciones que defienden la revolución bolivariana.

jueves, 5 de mayo de 2011

LAS VOLTERETAS DE CHAVEZ

El Presidente Chávez continúa sorprendiendo. Cuando no terminábamos de salir de nuestro asombro por sus declaraciones de amor a la Colombia de Santos, acusa al partido comunista de su país de extremista, extradita a personas vinculadas con las FARC y rechaza vehementemente el terrorismo en todas sus formas.  
Por mucho tiempo los colombianos estuvimos convencidos de que el gobierno de Venezuela estaba ofreciéndole abrigo a cabezas de la guerrilla y se hacía de la vista gorda frente a campamentos de las FARC en su territorio. Ahora sabemos, por boca del Presidente Santos, que esos campamentos ya no están en las coordenadas previamente identificadas por el ejército colombiano. ¿Qué pasó?
No acabábamos de salir de nuestro asombro cuando, después de una llamada del Presidente Santos para advertirle de la inminente llegada a Maiquetía de Joaquín Pérez, presunto representante en Europa de las FARC, lo detiene y extradita rápidamente a Colombia.
El partido comunista venezolano y otros grupos acusaron al gobierno de traición y llevaron a cabo protestas públicas. Como respuesta, el Presidente asumió la responsabilidad por esta decisión y afirmó: “a mí no van a estar chantajeándome aquí, nadie, ni de la extrema izquierda ni de la extrema derecha”. Pero la mayor sorpresa vino cuando denunció a dichos grupos de reunirse con las FARC, y hacer “planes para montar en Venezuela unas bases de la guerrilla colombiana a espaldas de todos nosotros”.
¿Es ese el mismo Chávez, algunos de cuyos ministros supuestamente se reunían con jefes de la guerrilla en sus campamentos? ¿Las razones para estas volteretas de Chávez son meramente internas o internacionales?
El Presidente de Venezuela siempre ha sido vocal y agresivo en sus ataques al “imperio del Norte”, al gobierno de Bush y, recientemente, al Presidente Obama. Mientras tanto, ha mantenido las relaciones económicas con ese país y sus exportaciones de petróleo. Es la faceta de Chávez el pragmático frente a Chávez el ideólogo y agitador.
Así mismo, había protestado frente a las acusaciones de los Estados Unidos de no colaborar en la lucha contra el terrorismo. Pero es que para el presidente venezolano, por lo menos hasta ahora,  las FARC no son una organización terrorista. Es un grupo insurgente. Recientemente, parece estar cambiando su tesis y haciendo esfuerzos notorios para que no se le acuse de estarlos apoyando. “Yo no fui, fueron otros extremistas”, es lo que está significando.
En otros frentes internacionales, el cambio de Chávez, no por lo sutil ha dejado de ser claro. Con ocasión de los ataques de la OTAN en Libia, reiteró su amistad con Gadafi, pero se desmarcó de sus decisiones al señalar: “yo no puedo decir que apoyo, o estoy a favor, o aplaudo cualquier decisión que tome cualquier amigo mío en cualquier parte del mundo, no, uno está a distancia”. Se ofreció entonces para buscar una solución política internacional al conflicto en ese país.
A raíz de la muerte esta semana de Osama bin Laden, a manos de comandos norteamericanos, las piruetas del comunicado de la cancillería venezolana son esclarecedoras. Por supuesto, protesta por la violación de la soberanía de Pakistán. Califica el “método” empleado por los Estados Unidos como bárbaro e ilegal. Pero se refiere a bin Laden como “connotado terrorista” y “sombrío personaje”.  De manera no menos sorpresiva, expresa su solidaridad con el pueblo de los Estados Unidos y, especialmente, con las familias de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre. Finaliza condenando “irrestrictamente al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones y su repudio a todas las formas de violencia”.
Hasta esta semana podía pensarse que el abrupto cambio de Chávez frente a Santos, personalmente, y frente a las FARC, se debía a razones puramente internas y pragmáticas. El debilitamiento en las relaciones y el comercio entre los dos países ha perjudicado la economía y golpeado a los consumidores venezolanos. Cuando se acerca una nueva elección, Chávez debe buscar soluciones a la escasez de productos y a la alta inflación.
Pero sus sutilezas frente a la situación en Libia y la muerte de bin Laden sugieren algo distinto. Se está cuidando, parece preocupado.
Los levantamientos populares en los países del Medio Oriente y Norte del Africa, constituyen un preaviso para muchos caudillos y tiranos. Los pueblos están pidiendo más democracia. Exigen no sólo el derecho a tener voz, sino a participar en las decisiones. Se están revelando contra aquellos que se anclaron en el poder por muchos años. No obstante las riquezas petroleras y los altos subsidios que ellas han permitido, la gente protesta fuertemente contra la corrupción. Y la comunidad internacional, con la bendición de las Naciones Unidas, los está escuchando y comenzando a apoyar en su rebelión.
En esas circunstancias, Chávez parece estar sacando algunas enseñanzas: ningún país está exento de que el pueblo cansado, finalmente se rebele. Debe mejorar las condiciones de vida de las clases medias, que son las que empujan las revoluciones. Debe cuidarse bien de no continuar apareciendo como protector de terroristas. Los Estados Unidos y los países europeos, si lo justifican las circunstancias, terminan por intervenir.
Publicado en el Diario La Opinión.